A propósito de Colombia y sus fronteras

En el último mes los ciudadanos colombianos y el estado han volcado su mirada a la frontera colombo-venezolana debido a la deportación de conciudadanos desde el vecino país y a la mediatización que ha tenido el hecho mismo. Los refugiados y habitantes de nacionalidad colombiana que habitan en los estados fronterizos como el Táchira, son los más afectados con la decisión del gobierno venezolano. Pero más allá del desastre humanitario que arroja dicha decisión y del oportunismo mediático y político en el que incurrieron sectores en Colombia, es necesario volcar nuestras miradas a todas las fronteras, en este caso la ecuatoriana, para que no se repita esta historia de violación de derechos humanos y de igual manera detener la transnacionalización del conflicto Colombiano.

A partir de dos investigaciones financiadas por la Embajada de Noruega y ejecutadas por la corporación Nuevo Arco íris, se pudo realizar en un primer momento un panorama de la frontera colombo-venezolana y en un segundo momento el de la frontera colombo-ecuatoriana (aún inédito). En estas investigaciones se advierte de las dinámicas fronterizas a partir del desarrollo del conflicto colombiano en la última década haciendo evidente la similitud del panorama entre la frontera Venezolana y Ecuatoriana, en aspectos como la presencia de grupos armados ilegales, las altas migraciones de refugiados, el desarrollo de economías ilegales, rutas de narcotráfico y contrabando de gasolina.

Para entender la frontera sur es necesario mirar las divisiones naturales y culturales que encierra el territorio colombo ecuatoriano, para esto se establecieron tres espacios de análisis: pacifico, andino y amazónico. Como dos departamentos colombianos (Nariño y Putumayo) limitan con tres provincias del Ecuador (Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos) y se comparte una línea fronteriza de 586 kilómetros, se pudo ver que la presencia continua de grupos armados ilegales en el sector pacifico del Ecuador se dio desde el año 2000, ello debido en parte a la dolarización que sufrió este país ese año, lo cual fue atractivo para los grupos ilegales, y por la implementación del Plan Colombia, que ese año obligó a los grupos guerrilleros a buscar en la frontera amazónica un lugar de refugio. Antes de ese año, durante la década de los noventas los grupos guerrilleros como las FARC-EP y el ELN veían la frontera como un lugar de abastecimiento y descanso, pero no se habían instalado allí.

Así mismo, desde el año 2000, en la región pacifica ecuatoriana comenzaron a hacer presencia las AUC en cabeza del bloque libertadores del Sur y la columna móvil Daniel Aldana de las FARC-EP. Los intereses que allí se fraguaron se hicieron visibles hacia el año 2005 cuando se detuvo en Ecuador a alias “W” quien era el enlace de estos grupos armados en temas de narcotráfico. Para ese año las AUC ya no existían, pero la reorganización de estos hizo que se reemplazara la presencia por los Rastrojos, quienes aún están allí presentes, los Urabeños y entre 2005 y 2008 las Águilas Negras. En la región Andina hicieron presencia desde principios de siglo el ELN (grupo que salió de la región en 2006) y el frente 29 de las FARC-EP y, las Águilas Negras entre 2005 y 2008. En la región amazónica se estableció (como ya lo venía haciendo) el frente 48, al igual que las AUC y posteriormente otras BACRIM. Allí en la amazonía ecuatoriana se dieron dos dinámicas diferenciadas de presencia, las FARC-EP y las AUC se mantuvieron desde inicios de siglo en inmediaciones de la frontera, pero con el surgimiento de las BACRIM, estas comienzan a internarse más en el país vecino llegando a provincias amazónicas del centro sur del país donde aún están presentes.

Los grupos armados ilegales establecieron en el Ecuador redes de narcotráfico, en su inicio crearon alianzas con grupos sicariales ecuatorianos como la banda del Látigo, en donde los grupos colombianos perfeccionarían las técnicas de violencia y simultáneamente irían conformando una red que abarcaría la costa pacífica de norte a sur y el centro del país como Santo Domingo, Quito y Cuenca. Allí se unirían a bandas como los Templados, Los Choneros y con comisionistas del cartel de Sinaloa y los Zetas. Las capturas en territorio ecuatoriano de sicarios, delincuentes, narcotraficantes ecuatorianos, colombianos y comisionistas mexicanos han develado, desde el 2009 hasta la actualidad, esta situación. El primero de esos casos fue el del capo Ramón Quintero, quien tenía nexos con los Rastrojos, posteriormente sería reemplazado por alias “Niko” quien se ubicaría en la ciudad de Cuenca, quien manejaría las rutas de drogas hacia Argentina, estas capturas llevaron en 2012 a la captura en Quito de Luis Enrique Calle Serna de “los comba” y uno de los enlaces de los Rastrojos y el cartel de Sinaloa; a este lo remplaza en Cali alias “torero” quien es detenido al poco tiempo, y este último es sucedido por alias “palustre” en la Ciudad costera de Manta en Ecuador a quien se le detiene en 2013, de igual manera, por esos años, en 2012 se detuvo al Ecuatoriano Cesar Vernaza alias el “El Empresario” quien era enlace del Chapo Guzmán.

Los antecedentes de la presencia de grupos ilegales en Ecuador se hicieron visibles con la captura, en 2004, de Simón Trinidad en Quito, repercutiendo en los esquemas de organización de la seguridad nacional del Ecuador. En la década de los noventas Ecuador ha venido desempeñando un papel de contención frente al conflicto colombiano, pero desde la última década se comenzaron a implementar diferentes sistemas de seguridad centrados en la frontera como el Plan Ecuador en 2006 y la reorganización en 2009 de las fuerzas militares en grupos de tareas a lo largo del país, uno de estos se encargaría de toda la frontera ecuatoriana teniendo como base batallones en Tena, El Coca, Tulcán, Ibarra, la ciudad de Esmeraldas y la guardia costera en San Lorenzo, con ello se abarcaría las regiones fronterizas pacifica, andina y amazónica. Esta reforma en la seguridad se dio como respuesta a la incursión que el ejército colombiano hizo en territorio ecuatoriano en marzo de 2008 para atacar el campamento de Raúl Reyes. Esta transformación en la seguridad ecuatoriana permitiría entender los grandes golpes que se han dado al narcotráfico en los últimos años en el vecino país.

La muerte de Raúl Reyes permitió cambiar los esquemas de seguridad ecuatorianos, pero al mismo tiempo develó el historial de incursiones que había desarrollado el ejército colombiano en Ecuador. Desde el año 2000 hasta el 2008 se realizaron 18, según testimonios de habitantes recogidos por ONGs presentes en la frontera. Cometiendo violaciones al DIH por parte de fuerzas armadas colombianas, con el justificativo de perseguir a integrantes de la guerrilla y el hecho de inmiscuir a la población civil, por parte del Frente 48, en ataques a los militares colombianos desde la frontera ecuatoriana. Esta dinámica entre las fuerzas regulares y las irregulares puso en riesgo a la población ecuatoriana, la cual, en algunos casos, se desplazó a regiones más al sur y ciudades del interior.

La aspersión de cultivos de coca en el Putumayo es otra problemática donde se involucra a habitantes de frontera ecuatorianos en el conflicto colombiano. Este hecho comenzó en el año 2000 y desde ese entonces se han visto afectados poblaciones, cultivos y sistemas de subsistencia en la región fronteriza. Esto llevó a Ecuador, en 2009, a interponer una demanda contra Colombia en la CIJ, y, en 2013 se resuelve con una conciliación y un reconocimiento económico por parte de Colombia hacia el Ecuador; dinero que, en palabras de los pobladores, no recupera los daños causados en casi una década. Dentro de la conciliación se pactó una estrategia de fumigación por fases, las cuales se acercarían a la frontera en la medida del daño que se pueda causar en territorio ecuatoriano. Al día de hoy, se está fumigando a 5 kilómetros de la frontera pero, por las condiciones de la región, nuevamente se está denunciando la caída de glifosato en territorio extranjero.

Es de notar que no sólo la población ecuatoriana ha sido afectada con las dinámicas transnacionales que ha tomado el conflicto colombiano, sino también la población colombiana puesto que, desde el año 2000 con la entrada en marcha del Plan Colombia se comenzó a aumentar el número de refugiados en Ecuador, llegando en 2013 a un total de 55.249 refugiados y alcanzando 170.965 solicitudes de refugio entre 1999 y 2013, convirtiendo a Ecuador en el país con más atención a refugiados colombianos en América Latina. La mayoría de los refugiados se ubican en las ciudades fronterizas, y tristemente son espacios compartidos con parte de la red establecida por los grupos armados ilegales y los narcotraficantes colombianos en Ecuador. Dependiendo de la ubicación geográfica se dan dinámicas diferenciadas: la región pacifica está destinada a la salida de grandes cargamentos de droga, la región andina sirve de espacio para el micro-tráfico y el contrabando en general, y por último, la región amazónica es la zona del contrabando de insumos como la gasolina blanca. Tanto la región amazónica como pacifica sirven de rutas para el contrabando de armas.

Por medio de esta breve exposición es fácil percibir cómo los grupos armados ilegales se aprovechan de las consecuencias del conflicto colombiano para extender sus redes en el vecino país. No queda sino esperar que el Ecuador no siga la senda política de Venezuela, sino que, por el contrario, a través de vías diplomáticas y sistemas de cooperación en seguridad, se pueda hacer frente a esta problemática de la transnacionalización del conflicto, respetando los derechos humanos para las poblaciones fronterizas, tanto ecuatorianas como colombianas. Claro está que no se tendría que llegar a estas circunstancias, si Colombia estableciera una política integral de protección a sus fronteras y así, el país vecino no se vería obligado a tomar decisiones unilaterales que pongan en riesgo a las poblaciones históricamente vulneradas por el conflicto.

Iván Ernesto Roa, Licenciado en ciencias sociales, Magister en sociología, candidato magister en integración regional,  investigador independiente y docente universitario.