MEMORIA es «la tierra, lo que falta, la historia»

Foto: CNAI/ Estreno de la obra «MEMORIA»/ Diciembre 8 de 2016

Este jueves 8 de diciembre la Corporación Colombiana de Teatro –CCT- estrenó la obra MEMORIA que es la última creación de Patricia Ariza, considerada como “un homenaje a las mujeres que huyen en medio de la guerra, un acto de memoria. Un nunca jamás”, tal y como se concluye en su sinopsis.

Inicialmente la maestra Ariza, directora de MEMORIA, expone al público que ésta es una deferencia “a las mujeres en situación de desplazamiento” y se basa en varios testimonios recogidos de distintas experiencias y expediciones que tiene la corporación con la población desplazada, específicamente con las Mujeres. MEMORIA cuenta con la creación colectiva de Nohra González, Alexandra Escobar y la misma Patricia Ariza.

Lo que se pretende con esta obra que pertenece al grupo Tramaluna de la CCT es que se ayude a entender y a comprender lo que pasa en Colombia, “a ver si podemos llegar al día del nunca jamás, a la no repetición”, dice Ariza. Dicha función en especial se realiza en honor “de la niña Yuliana y de todas las Yulianas, niñas, adolescentes y mujeres que han sido abusadas, maltratadas y excluidas a lo largo de la historia”, concluye la directora.

Durante un lapso de 40 minutos se da a conocer de forma detallada cuál es el proceso de éxodo por el que pasan las miles de mujeres al ser desalojadas de sus tierras, el miedo que tienen que vivir y la desolación con la que conviven desde el momento en que les arrebatan, no sólo sus bienes sino a sus familias… su vida entera.

En distintas oportunidades se conoce lo que ellas sienten al llegar a las ciudades de ruido constante, edificios enormes, calles en laberintos y personas indolentes que las tachan y acusan de “sospechosas”, “bichos raros” y “ladronas”.

¿Quiénes son ellas que sólo se dedicaban a labrar la tierra, cuidar el ganado, cocinar, trabajar y vivir?, como dicen las actrices en medio de cantos, “somos la tierra, lo que falta, la historia… somos la memoria” “¿En dónde están los campos en dónde está la voz? ¿Por qué de nuestra pena nadie se enteró? ¿En dónde están los muertos?, en la memoria. ¿Por qué arrasaron todo? ¿A dónde me voy yo?”. Entre diálogos se da una especie de rostro y oficio a los despojadores “esos hombres que son como aves carroñeras, que nunca se sacian y vienen a devorarse la tierra, la quieren para tenerla y poseerla, venderla”

Algunas pierden las ganas de, como dicen Nohra y Alexandra mientras personifican a estas víctimas del conflicto interno en Colombia, “rezar y cantar a veces quisiera no recordar nada a mí, me queda solamente el recuerdo de ellos, ellos son los que me dan fuerza son los que me sostienen […] A veces, pero solo a veces me siento como una sombra, el dolor de espalda me pasó pero ya no siento mi cuerpo es como si hubiera perdido el deseo de ser yo […] Hay noches que son tan largas que duran toda la vida”. Muchas mujeres desplazadas y en general, todos los desplazados, sienten un miedo atroz de lo que vendrá después, entendiendo la concepción de riqueza, reconociendo que eran pobres pero aun así no les hacía falta nada.

Muchas de estas miles de mujeres creen que su desplazamiento corresponde a no haber rezado a sus santos a tiempo por hacer los oficios de la casa o la finca. Las amenazas en estos territorios abundan, amenazas que obligan a las y los diferentes habitantes, dejar sus tierras y aunque se marchan, conservan la ilusión de volver a ellas.

A lo largo de la presentación en este estreno de MEMORIA, las actrices intervienen dejando de lado el papel que están representando. González dice: Mi país no es el mejor del mundo pero es mi país. Mi país es el lugar de los abrazos. Tenemos en la voz los valles y los ríos. Yo, yo la actriz amo a mi país pero a veces, a veces también lo odio, odio su injusticia, su desigualdad, su pobreza, su corrupción, su hipocresía, su homofobia y ese, ese también es mi país. Mi país es el lugar de los aromas, es del verde de todos los colores, árboles verdes, verde algarabía, ríos arteriales, universos montañosos por eso yo soy un poquito de todo, yo soy de árbol, de tierra, de fuego, de noche, yo soy de montañas, de luna, de sol, de vientos, de distancias, yo soy de música y de baile”

Por su parte Escobar expone: ¿Vale la pena hacer lo que estas dos actrices están haciendo en este escenario? porque a mí también me duele lo que pasa en este país, yo no he vivido en carne propia lo que le pasan a tantos y tantos pero me duele, me avergüenza y me indigna lo que está pasando aquí y también en otros lugares del mundo, nos siguen matando por soñar un mejor país, por eso hago lo que hago pero ¿vale la pena? Este cuerpo de actriz que tiene distintos personajes también es duelo, es tristeza… este cuerpo de actriz ya no sabe lo que es”.

Dos canciones de Carlos Vives se traen a colación en esta obra La casa en el aire (para referirse a todo lo que sueñan con hacer) y La Foto de los Dos (para exponer ante el público lo que significa realmente, empezar de nuevo). A veces “empezar de nuevo” se entiende diferente, desde el Estado, desde los mismos desplazados y desde la sociedad en general.

Finalmente, y aunque falta mucho por mencionar, esta obra maravillosa que toca corazones y sensibiliza conciencias afirma entre los distintos mensajes que hoy día todavía hay mujeres que huyen en medio de la guerra, mujeres que quieren construir memoria en Colombia para que todo lo malo que pasa en el país no se repita y sea por fin un “nunca jamás”, porque hoy “Juan sigue sin tierra, Pedro se come su último sanchocho, Alfonsina lleva un año sin estrenar zapatos, Luis deja sus pulmones en la mina y Marcos sus manos en la finca del patrón y Eulalia… Eulalia protesta y siempre le disparan, siempre le disparan”.

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