La decisión que adoptaron las Comisiones primeras de Senado y Cámara en la tarde del miércoles, de reducir el castigo a los conductores ebrios sólo si causan lesiones personales o en el peor de los casos la muerte de una persona, generó un ‘tufillo’ de indignación.
El país esperaba una respuesta efectiva de su cuerpo legislativo, fórmulas efectivas que más allá de penalizar a los infractores se ocupara de prevenir esta conducta, la quinta causa de los accidentes en las vías del país.
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