Por CNAI
Siempre se ha recitado que “la voz del pueblo es la voz de Dios”, pero ahora que el gobierno anuncia la convocatoria de una Consulta Popular la oposición se rasga las vestiduras y la califica como un acto antidemocrático. Olvidan tal vez, o quieren hacer olvidar al país, que en las últimas décadas se han producido varias convocatorias al constituyente primario, con mayor o menor éxito de quienes la promovieron en su momento: el plebiscito de 1957 para aprobar el acuerdo del Frente Nacional, luego del derrocamiento de Rojas Pinilla; el referendo de Gaviria en 1990 para la convocatoria de una constituyente; la Consulta Popular de Uribe en 2003; el Referendo por la paz de Santos en 2016; y la Consulta Popular Anticorrupción de 2018.
Por décadas fuimos construyendo un camino desde la legalidad hacia ganar el gobierno nacional. El estallido social y el resultado electoral de 2022 dieron la buena nueva del triunfo de los propósitos de cambio, con Gustavo Petro a la cabeza. Pero la falta de grandeza de la clase oligárquica de nuestra nación (sectores financieros, de la industria, el agro, etc), en complicidad con las altas cortes de la rama judicial y los grandes y manipuladores medios de comunicación, parlantes cotidianos de sus intereses, los llevó a atravesarse al remozamiento de su vetusto sistema capitalista, que muchos llamaron el rostro humano del capitalismo. Que quede escrito para la historia que lo intentamos.
Pero ellos creyeron que todo debía seguir igual: los fondos privados de pensión usufructuando los ahorros de los afiliados sin dar la oportunidad de pensionarse a la mayoría de trabajadores colombianos; los dueños de la gran industria tercerizando la
fuerza laboral, enriqueciendo a unos pocos a costa de la pobreza de muchos, de los «nadies»; y las EPS e IPS en manos de privados pasando plata de un bolsillo al otro, brindando un mal servicio y dando el trato a los pacientes como clientes y/o usuarios y no como personas con derecho a gozar de una buena salud integral.
Según el artículo tercero de nuestra carta magna “la soberanía reside exclusivamente en el pueblo… y este la ejerce directamente o por medio de sus representantes”. Entonces que el presidente del Senado, Efraín Cepeda, no mienta diciendo que se irrespeta la autonomía del legislativo al convocar una Consulta Popular, pues el poder reside primero en el pueblo y éste puede ser convocado para ejercer la soberanía en forma directa para que exprese si aprueba o no las reformas que Colombia necesita.
Quienes han hundido las propuestas de reforma representan el modelo económico privatizador y neoliberal. La mayoría de ciudadanos votamos por hacer del país una potencia de vida. La oligarquía y sus servidores defienden sus logros en doscientos años de bipartidismo; nosotros con la CONSULTA POPULAR y la calle impulsaremos las reformas que nos conduzcan a lograr la justicia social, la justicia ambiental y los acuerdos hacia la dinalización del conflicto armado y social.
Esa es nuestra democracia y hacer uso de los mecanismos permitidos por la Constitución Política fortalecerá la convivencia, en vez de debilitar la vida republicana, sea cual sea el resultado final.