Otra Oración por la Paz

Por César Torres Cárdenas*

Este texto es tomado de ElQuinto.com.co y se publica gracias al acuerdo entre dicho portal y la Corporación Nuevo Arcoiris.

Hace poco más de un mes se cumplieron 77 años del histórico discurso “Oración por la Paz” pronunciado por Jorge Eliecer Gaitán en la Plaza de Bolívar de Bogotá, delante de decenas de miles de personas. Estas desfilaban en silencio, portando banderas negras.

Hoy, como entonces, cada día crece el número de gente asesinada por motivos políticos. El gobierno de la época entendió que la única manera de acabar con esa violencia, era ejercer una violencia mayor; tal como lo hace el gobierno actual ante la situación del Catatumbo.

Hay algunas otras coincidencias

Ospina Pérez (1946-1950) usando esa estrategia de incrementar el pie de fuerza y la presencia militar en las zonas de mayor actividad de los actores armados y de los grupos al margen de la ley, logró lo mismo que hoy logra el gobierno Petro: aumentar los índices de violencia en las zonas en las que interviene y ampliar las áreas de operación militar de los ilegales.

Petro, como Ospina, desconoce los intereses económicos y comerciales que unen a los grupos paramilitares (en el 48 se llamaban pájaros o chulavitas) con sectores de las Fuerzas Armadas, el empresariado y los partidos políticos. Por eso, uno y otro asumieron la misma estrategia que les impide derrotar política y militarmente al paramilitarismo al interior de las instituciones Estatales

El actual Presidente de la República, como en su tiempo lo hiciera Ospina Pérez, cree que al adversario político alzado en armas se le derrota persiguiéndolo militarmente y promoviendo la persecución -judicial y/o militar- a los habitantes del territorio en el que está dicho adversario. Ambos mandatarios señalaron a los campesinos de ser parte de o funcionales a los grupos armados.

Por eso, en los años 40, confundían activistas y dirigentes liberales, con guerrilleros de esa filiación política y hoy confunden líderes sociales con combatientes. En ambos casos, en ambas confusiones, se pone en peligro a los civiles y no se confronta militarmente a los armados. Así pasó durante La Violencia que se desató, precisamente, bajo el gobierno Ospina; así está pasando hoy en El Catatumbo, en el Chocó, en Arauca y en el Cauca.

Para evitar que eso siga ocurriendo, varios grupos de habitantes del Catatumbo le pidieron al Presidente Petro que no los estigmatizara, que no los señalara injustamente de hacer parte de grupos armados. Al respecto, el Comité de Integración Social del Catatumbo (CISCA) le dijo: “Presidente: en el marco de la crisis humanitaria y de seguridad que atraviesa el Catatumbo, nuestras vidas quedan en sus manos.”

Quienes quieren que haya paz en esa región del país no son parte de insurgencia alguna. Quienes exigen que se respete el derecho a la paz y promueven el diálogo como herramienta para superar todos los conflictos, no son funcionales a algún actor armado.

El señalamiento que ha hecho Petro en contra de los movimientos y organizaciones sociales, está costando vidas de civiles. Como en la época de Ospina Pérez.

Quizá este es el momento de pedirle a Petro lo que Gaitán le pidió a Ospina durante la marcha del silencio: “Señor Presidente: Esta enlutada muchedumbre, estas banderas negras, este silencio de masas, este grito mudo de corazones, os pide una cosa muy sencilla: que nos tratéis a nosotros, a nuestras madres, a nuestras esposas, a nuestros hijos y a nuestros bienes, como querríais que os tratasen a vos, a vuestra madre, a vuestra esposa, a vuestros hijos, a vuestros bienes.

Os decimos, excelentísimo señor Presidente: Bienaventurados los que no ocultan la crueldad de su corazón, los que entienden que las palabras de concordia y de paz no deben servir para ocultar los sentimientos de rencor y exterminio.”

*Investigador, consultor y profesor.