Hablemos mal de Hugo Chávez: Lo que va y viene entre emociones y razones

En este artículo intentaremos hablar mal de Hugo Chávez, es algo fácil cuando nuestras fuentes son la gran prensa o la televisión de nuestros países, pero es bastante difícil hablar mal de este señor, cuando lo hacemos desde las manipuladas fuentes de la Unesco, la Cepal, el Pnud o la OMS, siempre en sus informes nuestras risas de burla quedan congeladas y no nos queda más que concluir que son organismos pre pagados por el reeeeeeeegimen chavista.

Pero antes de hablar mal desde la razón, veamos un poco las burlas tejidas desde la emoción, éstas circulan en la web o en los comentarios de la gran prensa, la más destacada es sobre lo ordinario que es el presidente Venezolano, al respecto circula la idea de que Hugo-rila Chávez es más ordinario que pegarle a la mamá, que una colombina de trapo, que una corbata remendada, que un marrano con diente de oro, que un yogurt de yuca, que un cementerio con columpios, que un chino con afro, que una monja con guayos; esto y más, es el aporte a nuestro juego de hablar mal de Chávez de cientos de internautas que obviamente no son tan ordinarios como él.

Otros actores, mucho menos “ordinarios”, como la Sociedad Interamericana de Prensa, afirman que Hugo Chávez encarna un régimen totalitario y dictatorial, como es propio de toda dictadura en Venezuela se viola e irrespeta la libertad de expresión, como ejemplo contundente de esto, tenemos la pluralización y democratización de actores comunitarios, privados y públicos que concurren al hecho comunicacional.

Antes del proceso de revolución Bolivariana los privados tenían 331 concesiones de radio difusión, en el ciclo Bolivariano han aumentado a 473, pero también han surgido 244 comunitarias y las públicas han aumentado de 11 a 83. En las concesiones abiertas de televisión la pluralidad lograda es también palpable, de 36 privadas antes de 1998, hoy existen 65 privadas, han surgido 37 comunitarias y las públicas han pasado de 8 a 13 Televisoras. Curiosa dictadura, abre medios, no los cierra.

También circula con mucha fuerza la afirmación de que Hugo Chávez, está desmantelando la democracia en Venezuela, la mayor resonancia en esta denuncia la han tenido los venezolanos en Miami agrupados en la organización Un mundo sin Mordaza y La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), que preside José María Aznar, ese gran “demócrata” español defensor de la herencia Franquista.

Pero confunde un poco que actores sociales y personalidades tan respetables, hablen del desmantelamiento de la democracia en Venezuela, porque cuando comparamos la realidad venezolana con las reglas procesales y formales mínimas propuestas por Norberto Bobbio para caracterizar una democracia encontramos que estas se cumplen a cabalidad, estas reglas son:

– Derecho al voto lo más extendido posible

– Regla de la mayoría

– Libertades públicas (Opinión, expresión, reunión, asociación, etc)

En verdad que estos dictadores del siglo XXI, son muy peculiares, cumplen estrictamente las reglas de la democracia, tienen un gusto enfermo por la voluntad popular. Y es que lo electoral y la permanente evaluación de su gestión por las mayorías, es para Chávez una suerte de obsesión.

En 1998 Chávez ganó la presidencia en elecciones libres controladas por la hoy oposición venezolana, en el 2000 entregó todo el poder a la asamblea constituyente renunció y concurrió exitosamente a unas nuevas elecciones; en el 2002 en una suerte de referéndum de calle, las mayorías populares lo llevan de nuevo al gobierno después de un golpe de Estado impulsado por una extraña forma de “democrática oposición”.

Para el 2004 en el revocatorio convocado por la oposición, volvió a ser validado en el gobierno; en las elecciones presidenciales del 2006 ganó por amplia mayoría; en 2008 mostró sus dotes de curioso dictador y aceptó su derrota en el referéndum que buscaba reformar la Constitución; y en el 2009 ganó las elecciones en el referéndum que aprobó una enmienda constitucional para garantizar el derecho de todos los venezolanos y venezolanas -incluyendo a los alcaldes, gobernadores, presidente o presidenta en ejercicio- de someterse a la voluntad popular a través de la presentación de su candidatura a la relección.

La enmienda constitucional y el derecho a la relección de todos los actores políticos en ejercicio de funciones ejecutivas tanto chavistas como opositores, ha dado para que surja la afirmación de que Chávez quiere eternizarse en el poder, pero nuestro tropical dictador deberá someterse al voto popular cada seis años para lograr permanecer, igualmente cada tres años a mitad de período tendrá que someterse a revocatorio si su gobierno pierde legitimidad.

Pero sea como sea suena a otoñal dictador, a diferencia de los sistemas políticos europeos. Allí el español Felipe González permaneció trece años y medio en el poder y el Francés François Mitterrand 14, en el marco de un sistema político que permite la relección indefinida. Pero claro, esas son democracias de verdad, son democracias modernas; la venezolana en cambio es puro totalitarismo.

En la evaluación de la condición democrática del sistema político venezolano, ya estamos enseñados a la evaluación positiva, elección tras elección, realizada por el chavista Centro Carter, pero ahora la tasa se rebosa, es la Fundación para el Avance de  la Democracia (FDA) de Canadá, quien sitúa a Venezuela en el primer lugar de justicia electoral en un estudio comparativo con diversos sistemas de todo el mundo realizado en el 2011. En él, Venezuela obtiene una calificación de 85, seguida por Finlandia con 40.75, Dinamarca 35, Estados Unidos 30, Canadá 25.75, México 22.5.

Como podemos observar, el embrujo chavista, dificulta que el intento de hablar mal del presidente venezolano, supere la esfera de lo emocional. En el plano de lo racional, de los argumentos y los datos, se hace bastante difícil. ¡Pero lo intentamos, quiero dejar constancia!

Concesiones de Radiodifusión Sonora en F.M (Democratización)

 Concesiones de T.V abierta (Democratización)

 

 

 

 

 

 

 

 

/ Wilfer Orlando Bonilla Naranjo

*Investigador Centro de Estudios Económicos y Sociales. Caracas-Venezuela.