De la tranquilidad a la presencia armada y el desplazamiento
El departamento del Chocó localizado en el noroeste del país y ubicado en la región del Pacífico está conformado por las selvas del Darién y las cuencas de los ríos Atrato y San Juan, y tiene como capital el puerto fluvial de Quibdó. Alto Baudó es un municipio del departamento situado en el valle del río Baudó, y su cabecera, Pie de Pató, está a 50 m. sobre el nivel del mar y a 80 km. al sur de la capital del departamento. Como en el resto del departamento, predomina la población afrodescendiente que alcanza un poco más del 70%, seguida por una alta presencia indígena (26.67%) que habitan en resguardos legalmente constituidos. El Baudó era una región que no había sido objeto de los embates de la violencia hasta que allí hizo presencia el conflicto armado con sus diferentes protagonistas.
La vida en Baudó era muy buena, placentera, sabrosa, bonita en su tierra. Se vivía sin temor, sin problemas, sin preocupación. Ahora ¿quién vive así? Yo dejaba a los hijos míos cuando se acostaban afuera de la casa. Los acostaba y ahí los dejaba. Dormía uno con la puerta abierta que le entrara aire. Se iban los hombres a cazar por las montañas. Ya los hombres ya no van a montear porque el que salga para allá lo desaparecen y ya no regresa más a su casa. Ya han estado desapareciendo a las personas.
Las mujeres relatan cómo a partir de mediados la década del noventa del siglo pasado comienzan los hechos de violencia política y la situación en la región se empieza a deteriorar con la presencia de las organizaciones guerrilleras.
En el año 94 el EPL mató a don Evaristo. Supongo que había presencia del EPL en ese tiempo. En la zona después estaba esta organización en defensa del territorio de los afros que se llama Benkos Biohó, que paró un poco la violencia contra los afros que provenía del ejército, del EPL. Palacios perteneció al EPL. Era un terrorista. Violaba, mataba y hacía de todo.
También sucedió en el 94. Ellos llegaron buscando dos tipos que estaban en Pie de Pató. Entonces el uno se le fugó y hasta hoy no ha vuelto al Chocó, se les escapó. El otro lo cogieron y lo mataron delante de la gente. Palacios le echó el brazo y se lo llevó hasta la cancha y allá mandó que lo colocaran boca abajo y lo mataron. Edward se llamaba él. Estos asesinatos los efectuó Palacios y desde allí empezaron la gente a desplazarse del Baudó.
Estaba en ese tiempo. Cuando mataron a Misael Soto Córdoba, que era el alcalde del municipio. Todo esto fue antes del 2000 cuando inició la batalla. Todo fue un proceso del desplazamiento. Mucha gente fue asesinada. Mucha. Al papá y al hijo. Eso era que violaban, mataban.
En el 96 ya salió el EPL y llegó el ELN. Hicieron esa reunión colectiva en todo el pueblo y mataron a ciertos líderes. A Román, Romancito y a otras personas.
Con el ingreso de las organizaciones guerrilleras, surge en esa región un grupo armado no estatal autodenominado Benkos Biohó. Para las mujeres este grupo surge para la defensa del territorio y de la población afrodescendiente.
Primero entró el EPL y luego entraron los Benkos Biohó… porque los otros estaban matando mucho, demasiado. Cuando entraron los Benkos Biohó fue que pararon. Ellos como eran negros, no aceptaban que mataran su raza.
Benkos Biohó, eran afros armados defensores de la población. Como lo cuentan las compañeras empezaron a ver múltiples asesinatos selectivos y después de eso es que aparece en el Baudó como una organización de afros en la defensa del territorio y de la vida de los afros.
Tenían ideales como los de la guerrilla pero en la defensa de la población afro. Del trasegar de ellos en la historia no se tiene mayor conocimiento en qué terminaron o como si se hubieran exterminado.
Aunque en esta época se presentaron algunos desplazamientos individuales, las mujeres señalan que fue con el ingreso de las Autodefensas Unidas de Colombia cuando se inician los desplazamientos masivos. Señalan que en 2001 se presenta el primer destierro colectivo.
En el 2001, el 6 de julio fue cuando ellos llegaron y amenazaron a todo el pueblo, que tenían que desocupar. Prácticamente en ese tiempo la gente toda se desplazó por el miedo para acá para Quibdó y para otras partes, porque uno no sabía a ciencia cierta qué era lo que iban a hacer… Quemaron casas, hicieron requisas, saqueaban las casas, las pintaron y todo el mundo por temor salió y se fue.
En el 2001 fue el desplazamiento masivo… En el momento que ellos dijeron que se iban todo el mundo salió del pueblo. El pueblo quedó desolado. Todos esos pueblos del Baudó quedaron desolados.
Algunas familias retornaron en diciembre del 2002. Esa experiencia de regresar a su lugar de origen no fue nada fácil, no solo por lo que encontraron sino porque la violencia continuó.
En el retorno fue donde estaban esperando al marido mío para matarlo en el Afirmado. El día que él llegó ese mismo día le tocó salir… Cuando llegó allá, ahí mismo los del pueblo le dijeron “piérdase”. Le hicieron seguimiento y lo mataron aquí en Quibdó.
En el primer retorno se volvió al mismo lugar. A pasar trabajo, por la sencilla razón de que allá tenía la gente sus parcelas, sus gallinas, su casita, lo que le habían dejado. Pero uno llegó allá y no había ni gallina, ni cerdo, nada de esas cosas.
Retornamos en diciembre y el 5 de febrero del 2003 nos tuvimos que regresar. Algunas personas no retornaron y otras volvieron haciendo resistencia.
Una vez más, como lo indica el testimonio inmediatamente citado, los habitantes del Baudó se vieron abocados a un posterior desplazamiento en el año 2003. El recrudecimiento de la violencia política en este último año en el Alto Baudó es denunciado por las mujeres.
Nosotros habíamos retornado al Baudó a trabajar, retornamos el 22 de diciembre de 2002. En el 2003 hubo enfrentamiento entre la guerrilla del ELN con los paramilitares en el pueblo y nos volvimos a desplazar.
En el 2003 mataron a un hermano mío… Llegar y tocar la puerta de la casa a las cinco de la mañana y uno salir. Invitarlo a uno a una reunión y cogerlo y matarlo ahí al frente de todos, incluidos niños. Todos que vieran hacer lo que ellos estaban haciendo.
Las mujeres en el Baudó no escaparon a la muerte directa por parte de los grupos armados. A continuación, se mencionan dos casos denunciados en distintos periodos.
Ha habido violencias con las mujeres. Hubo una enfermera que la mataron. Eso fue en el 94, fue el EPL que mataron a los dos hermanos… cogieron al finado y lo mataron, y ahí mismo fueron y buscaron a la hermanita. Estaba en medio de los dos viejitos. La halaron al patio y ahí mismo la mataron. Ese día iba para su punto de trabajo. No sé qué se le quedó y regresó. Una vez regresó fue a la muerte.
En Antadó la Punta, había una pelada que se llamaba Marlen. De allí se la llevaron. Estaba durmiendo con su señor y su peladito. Se la llevaron y la mataron por allá. No apareció. Estaba embarazada.
Los habitantes del Baudó lograron durante años sobrevivir con la presencia de diferentes organizaciones armadas, lo que hizo que las comunidades y su región sean estigmatizadas y acusadas de favorecer a una u otra parte del conflicto. La constricción comunitaria a colaborar de forma forzada por la convivencia en una zona bajo control por parte de diferentes actores, conllevó acusaciones cruzadas que aumentaron su nivel de inseguridad y la arbitrariedad de los actores armados.
Nosotros no podemos decir “no entren”. Si nos dicen “denos un vaso de agua” nosotros no nos podemos negar. Tenemos un problema serio porque van a decir que estamos aliados con los otros.
Allá han metido a personas secuestradas y uno no sabe. Los secuestran, los meten allá y al final dicen en el Baudó. Uno que es baudoseño hasta se aterra porque prácticamente los que llevan a esa gente allá nosotros ni los conocemos.
Por eso es que fue que mataron a mi hermanito porque ellos pensaban que él era sapo de los paramilitares.
Las mujeres son conscientes de la importancia geográfica del territorio y del valor estratégico que significa para los grupos armados controlar el territorio del Baudó. Esto se evidencia cuando reflexionan acerca del porqué de la violencia en esa región.
También en parte es por la disputa que tienen los grupos armados. Que como el Baudó prácticamente es un corredor que por allá se va a diferentes partes, entonces a ellos les conviene.
Nuestro territorio es un corredor estratégico. Van a Nuquí, Bahía Solano, Pizarro, Buenaventura, Panamá. Es la disputa por el territorio. Es un sitio estratégico.
Algunos de los desplazados forzosos han regresado al Baudó. El retorno ha ocasionado dificultades porque las personas perdieron lo que dejaron y rehacer sus vidas en un contexto de precariedad y peligro no es fácil. Así describen las mujeres lo que ha sido para algunas el retorno y lo que sienten al respecto.
Las que han podido regresar han tenido que volver a levantar. Han tenido que volver a empezar de cero. A mí me da mucho miedo ir para allá porque en el 2003 me mataron a un hermano. A hora días para las elecciones presidenciales mataron a otro. A mi marido también lo mataron. Iba yo en esa canoa cuando lo mataron.
Se volvió al mismo lugar a pasar trabajo. Por la sencilla razón de que allá tenía la gente sus parcelas, sus gallinas, su casita, lo que le habían dejado. Pero uno llegó allá y no había ni gallina, ni cerdo, nada de esas cosas.
El riesgo de reclutamiento forzado, la siembra de los cultivos ilícitos y la minería son las opciones para los jóvenes en esa región.
Se han hecho varios retornos pero que igual a la gente le toca volverse a desplazar. Los que están viendo actualmente en el Baudó no están viviendo una situación muy placentera porque sabemos que allá se da la disputa del territorio por la siembra de la coca… muchos de los jóvenes que habitan allá también son obligados a meterse en los grupos armados que hay allá. Los jóvenes no tienen opción. Apenas terminan el bachillerato no hay más que hacer. Nuestro departamento no les ofrece opciones. La mayoría de los jóvenes del San Juan son los más propensos a que estén metidos en la minería o que estén en la siembra de cultivos de uso ilícito o a que tomen las armas en cualquiera de los grupos que se las ofrezcan. Esa es la realidad que no la podemos negar.
Ellas resaltan el incremento reciente de los cultivos ilícitos en la zona, lo que está afectando la economía tradicional de las familias y la seguridad alimentaria en la zona. Todo ello afecta de manera particular a las mujeres.
El Baudó abastecía lo que era el San Juan y hasta el mismo Quibdó. En lo que era el plátano porque se traía de Munguidó y del Baudó, además del arroz. De ciertos años para acá, en lo que tiene que ver con la alimentación ha mermado. Con lo de las siembras de uso ilícito, ya el pancoger ya nada de eso se consigue fácil.
Yo entiendo que esos cultivos ilícitos son de ahora del 2006 para acá porque cuando yo vivía allá no había eso. Por lo general, los de cultivos ilícitos son los grupos armados. Ellos lo hacen muy lejos de donde uno está. Entonces uno como campesino no se da cuenta de eso.
Los siguientes tres testimonios hacen referencia a las opciones que han tomado algunas de las personas desplazadas. Unos desplazados se han reasentado de manera más definitiva en algunos municipios dentro y fuera del departamento, otros han optado por estar yendo y viniendo entre Baudó y Quibdó, y otras más ni siquiera piensan en la opción de regresar. Esta división de la comunidad y las familias ha generado diferentes expectativas y experiencia fragmentadas.
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