Los niños de Cali que con instrumentos de basura se salvaron de la violencia

Tambores de Siloé  es el grupo de música del Pacífico más curioso de Colombia.

Tambores Siloe

En la galería de mercado de Siloé se forma un alboroto. Golpes de tambor resuenan entre los mesones donde reposan las cebollas, plátanos, limones y tomates. Junto a una mujer que desgrana arveja comienzan a vibrar ritmos de marimbas. Los inquietos sonidos ponen a danzar a toda la plaza.

Es inevitable que vendedores y cargueros no muevan sus hombros, caderas y pies ante la interpretación de una chirimía caucana a cargo de un grupo de pequeños, quienes logran tan pegajosas melodías con instrumentos hechos a partir de basura.

Levantaron la plaza con cantares del Pacífico. Sus conciertos también arrasan palmas y bailes en las calles y centros comerciales de Cali. Son niños y niñas de entre 8 y 14 años de edad. Son víctimas de marginación y vulnerabilidad económica. Viven en el extremo occidental de la ciudad, tierra que emana más pobreza que oportunidades.

Son pequeños que en las noches escuchan tiroteos de pandillas y en el día temen ir a la escuela porque pueden ser sorprendidos por una bala perdida. Son chicos que, como en Potrero Grande, son incitados por grupos ilegales a iniciarse en la delincuencia, así que si no fuera por la música o el deporte, estarían seguramente engrosando las listas de criminalidad en la sultana del Valle. Son amantes del currulao, el abozao, la chirimía y los montajes de los diablitos como ritmo africano. Son el grupo de música con instrumentos reciclablesTambores de Siloé.

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La Comuna 20 es una de las subregiones de Cali que más ha sufrido por causa de la violencia urbana. Queda en el extremo occidental de la ciudad y en ella están algunos de los barrios más peligrosos de la capital del Valle del Cauca. Siloé, una de sus localidades, reparte sus casas y calles en la verticalidad de la montaña. En el barrio hay fronteras invisibles creadas por pandillas o grupos delincuenciales que controlan el flujo de drogas y armas que luego comercializan en la profundidad del conturbado.

De acuerdo a la Personería de Cali, en la Comuna 20 se han identificado 26 pandillas que conforman al menos 450 jóvenes, muchos de ellos menores de edad. “Es la localidad que más pandillas registra por número de barrios (…) las agrupaciones están al servicio de los ‘urabeños’ y ‘los rastrojos’. Esta relación ha desatado una guerra a muerte entre pandillas por el control territorial para el comercio de estupefacientes, y por el monopolio de ese ilícito negocio en esta zona de la ciudad”, relata un informe de la Personería.

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A veces no son las balaceras las que alteran el silencio de la localidad sino los golpes de tamboras y marimbas de un grupo musical de jóvenes, que a falta de dinero para armar una sinfónica, optó por aprovechar materiales de la basura.

Tambores Siloe

Levantaron la plaza con cantares del Pacífico. Tocan su música con instrumentos hechos a partir de material reciclable. 

Héctor Javier Tascón, el director musical del grupo Tambores de Siloé, explica que esta iniciativa nació en septiembre de 2010 y hoy tienen vinculados a 1.00 menores de edad, distribuidos en varios grupos en los que aprenden a hacer música y la practican también.

“Todos son pelados que sienten atracción por la música, por su música. Ellos mismos nos buscan, aunque vamos a hacer presentaciones a colegios con los niños que ya están vinculados, para seguir invitando a nuevos participantes”, cuenta el director.

“Aunque la música es el centro de nuestro trabajo, hemos cuidado de articular varios ingredientes importantes para este proyecto de responsabilidad social de la Fundación Sidoc. Es mezclar el aprendizaje musical con habilidades para la vida”.

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