La suspensión del nuevo ciclo de negociaciones de paz en La Habana por parte del Gobierno del Presidente Santos, deja varias reflexiones:
1.-Que, como se ha dicho, la primera víctima de una guerra entre contendientes es la verdad, y que de la confrontación bélica hace parte también la confrontación de versiones y relatos que buscan beneficiar a una de las partes y confundir a la opinión pública.
En el caso del General Alzate son razonables los reclamos del Presidente a su Ministro de Defensa y cúpula militar: qué hacía un General, comandante de la fuerza Titán, sin plan operativo, sin escoltas, sin protocolo de seguridad, desarmado y de civil en una zona controlada por la guerrilla (a media hora de Quibdó)?Ingenuidad? Irresponsabilidad? Provocación? La confirmación de que el Bloque IvánRíos de las FARC retiene al general y sus acompañantes como “prisionero de guerra” es la constatación de la aventurada acción del militar de meterse en la boca del lobo. Llamar secuestro, como lo hace el Ministro de Defensa a una retención de un jefe militar en territorio de guerra es simplemente equivocado. Solo en el caso de la abogada Urrego alcanzaría esta calificación. Afortunadamente el Gobierno ya solicitó a la Cruz Roja Internacional sus oficios para la liberación y también por fortuna el grupo guerrillero dejó en manos de sus superiores la decisión de cómo resolver la situación.
2.-Que la práctica del secuestro es completamente inaceptable para la sociedad colombiana y que las FARC deben ser consecuentes con su promesa pública de terminar con el secuestro por razones económicas.
En el caso que nos ocupa, la retención de los militares del Chocó y de Arauca debe ser resuelta con la entrega inmediata de todos a la Cruz Roja Internacional de acuerdo con los protocolos del Derecho Internacional Humanitario en calidad de retenidos de guerra como lo ha reconocido el Fiscal General de la Nación. Nada garantiza que, dado que el Gobierno mantiene su posición de negociar en medio del conflicto armado estos hechos no vuelvan a ocurrir, pero no podrán calificarse maliciosamente como secuestro lo que son hechos de guerra en un conflicto armado interno.
3.-Que, dada la madurez del proceso, como lo hemos dicho antes, es preciso pensar que es la hora de acordar un cese al fuego bilateral para que el fin delas acciones de guerra le brinde a la población credibilidad y confianza en las conversaciones de paz. No puede hablar el Presidente Santos de la “simple tregua” como quien dice “el tal paro agrario nacional no existe”. La tregua es un instrumento utilizable en la negociación de conflictos armados y contiene mecanismos de verificación y organismos internacionales que pueden ejercer ese papel. Otra cosa es que la presión dela extrema derecha y de los militares inmovilice al Gobierno en el momento en que debe dar un salto adelante.
Pero tanto el Presidente Santos como el comandante Iván Márquez han hablado en fecha reciente de “des escalar” el conflicto armado. Es un camino de acercarse al cese al fuego bilateral cuando, por razones humanitarias, se negocian acuerdos humanitarios especiales para, por ejemplo, sacar a los niños de la guerra o convenir acciones de desminado en territorios concretos. Estas son iniciativas urgentes que deben llegar a la Mesa de La Habana, mucho más cuando la visita de las víctimas a la Mesa le confiere más valor a la discusión sobre sus derechos.
Como en años anteriores, sería un gesto de paz hacia los colombianos que las FARC ofrezcan, unilateralmente, como gesto de reconciliación, una tregua de navidad. Ojalá esta vez por parte del Gobierno exista reciprocidad que pueda abrir el camino a un acuerdo de cese al fuego.
4.- Que de una política de paz de Gobierno debemos pasar a una política de paz de Estado, y que si, como dijo el Presidente en la alocución del lunes pasado “la paz es un valor superior delos colombianos y un anhelonacional” debemos construir un propósito de unidad alrededor de la defensa del proceso. Tanto el Pacto nacional por la paz a que ha llamado el Procurador como el Frente amplio por la Paz que se trabaja desde las organizaciones de izquierda son expresiones de esa necesidad, lo mismo que el respaldo de todas las fuerzas políticas, a excepción del Centro Democrático de Uribe, a la continuidad delos esfuerzos de paz dela Mesa de la Habana.
Pero los sucesos alrededor de este episodio que comentamos siguen llamando la atención sobre dos incongruencias. Hasta cuándo se mantendrá al frente del Ministerio de Defensa a una persona que, en medio del proceso de paz iniciado por el Presidente Santos sigue utilizando el lenguaje de guerra de su antecesor y,más aún, parece obedecer más a los propósitos de obstaculizar el proceso y al espíritu de cuerpo de los militares que al anhelo nacional de negociar por fin la terminación del conflicto armado de medio siglo?
Finalmente, hasta cuándo soportará el país el espectáculo esquizofrénico de un Jefe de Estado que no controla la totalidad de las Fuerzas Armadas y deun jefe de la oposición de extrema derecha que parece controlar la inteligencia militar del Estado y utilizarla para sus propósitos de guerra?
5, A dos años de la instalación de la mesa de negociación Gobierno – FARC se ha avanzado considerablemente en la agenda propuesta. Un gran y permanente movilización social de respaldo al proceso, y una extensa y profunda pedagogía de información sobre los logros de la mesa y sobre la metodología de negociación de conflictos, aplicable a un a las comunidades, son necesarias para emprender el tercer y definitivo año 2015 en el que se firmaran los acuerdos y la población colombiana votara por su refrendación.
Fernando Hernández Valencia. Director Ejecutivo CNAI
Noviembre 19 de 2014.