Armas, engaño y poder: La historia del Erpac (Primera entrega)

Foto: archivo revista Arcanos

/ Por Kyle Johnson. El Ejército Revolucionario Antisubversivo de Colombia, mejor conocido como el Erpac, fue uno de los grupos neo-paramilitares más fuertes del país desde el año 2006 hasta la muerte de su líder Pedro Olivero Guerrero, alias ‘Cuchillo’ a finales de 2010. La organización en ese momento había logrado un control casi hegemónico – aunque a veces compartido con las Farc – en numerosas zonas de los llanos orientales. Con la muerte de ‘Cuchillo’ un sub-comandante con una historia larga en el llano, José López Montero, alias ‘Caracho’, tomó control del grupo, llevándolo a un sometimiento y desmovilización parcial en diciembre de 2011. Es por el poder tan fuerte que logró el Erpac que hay que entender la historia de este grupo neo-paramilitar.

Sobre la creación del Erpac se tenía información incluso antes de que se fundara. En un artículo de El Tiempo en marzo de 2006, un mes antes de la ceremonia de desmovilización de ‘Cuchillo’ y ‘Pirata’, se dio a conocer que un líder paramilitar del llano había comprado unas armas de otro paramilitar. Quien había comprado las armas probablemente era ‘Cuchillo’ según el informe. Sus  hombres estaban incursionando en Puerto Gaitán, copando el territorio dejado por la desmovilización de otros bloques paramilitares. ¡Y todo esto antes de su desmovilización!

Los bloques los Héroes del Llano y Héroes del Guaviare, el primero liderado por alias ‘Pirata’ y el segundo por ‘Cuchillo’ tuvieron su ceremonia de desmovilización el 11 de abril de 2006 en Casibare, un corregimiento de Puerto Lleras en el sur del Meta. En la ceremonia un total de 1.765 combatientes, entre soldados de pie y comandantes, se entregaron con un total de 1.024 armas. Pero ‘Cuchillo’ le hizo trampa al proceso y se rearmó.

La base del Erpac era un grupo de alrededor de 200 combatientes escondidos en una finca en la vereda La Cooperativa, del municipio de Mapiripán, todos con armas no entregadas y compradas por ‘Cuchillo’. El hecho de que el grupo fue organizado y escondido en La Cooperativa es diciente pues esa vereda se había convertido en de base paramilitar del Bloque Centauros durante el reinado de las AUC en el lugar. Mapiripán, después de sufrir dos masacres – la del casco urbano en 1997, y otra en el corregimiento de Caño Jabón en 1998 – terminó siendo un lugar de fuerte control, presencia e incluso cierto apoyo para los paramilitares. Rápidamente pudieron modificar parte del orden social y lograr el control en ciertos sectores del municipio.

No se puede entender la historia del Erpac sin entender cuatro aspectos claves de Mapiripán. En primer lugar, la economía del lugar ha estado ligada y dependiente del tráfico de drogas – en los años de 1960s y 70s, de la marihuana y después y hasta hoy en día de la coca. La colonización ha estado conectada a la economía ilegal como una constante desde la fundación del lugar. La gran mayoría de los movimientos poblacionales, incluso actualmente,se deben a las ganancias de la economía cocalera. Y además por más de 40 años han estado presentes varios actores ilegales, desde narcotraficantes hasta las Farc y las Accu, Auc. Hoy en día en el municipio están presentes el Erpac y varios frentes de las Farc principalmente los 43 y 44.

Al momento de la desmovilización, a la Cooperativa en Mapiripán (y también a Casibare) llegaron más de mil desplazados del campo de ese municipio quienes decían no estar seguros frente a una ofensiva de las Farc para retomar el territorio. Decían que esa guerrilla los tildaría de paramilitares y los mataría. En La Cooperativa recibían carpas y comida de los paras de alias ‘Pirata’. De allí algunos se terminaron yendo con soldados del Ejército para volver a sus tierras, lo cual dejó a La Cooperativa con pocos soldados, y los que estaban se enfocaron en la crisis humanitaria. A poca distancia estaba el grupo de 200 combatientes de ‘Cuchillo’, quienes podían sentirse seguros dado que la posibilidad de que el Ejército los descubriera era esencialmente nula por todo lo que había sucedido en la remota vereda.

El grupo armado se pudo organizar fácilmente también porque esta población sentía que dependía de ellos para protegerlos de la guerrilla, algo que el Erpac, especialmente ‘Cuchillo’ por haber convertido esa zona en su base, aprovechó. Independientemente de que si el acontecimiento fue orquestado o no (no se puede decir que definitivamente sí lo fue), muestra algunos nexos bastante fuertes entre la población y los paramilitares que operaban en la zona, dado que era una relación de dependencia en términos de protección física.

Desde muy poco después de la creación de ‘Los Cuchillos’ (como el Erpac era conocido en ese momento), su jefe demostró que quería quedarse con todo el control del llano en términos de negocios ilegales y control territorial, pues en septiembre 2006, cuatro hombres de ‘Cuchillo’ llegaron a una finca en Guamal, Meta con el fin de asesinar a alias ‘H.H.’ quien iba dirigiendo otro grupo armado en la zona: los Paisas. ‘H.H.’ pudo escapar del ataque pero Los Paisas durarían muy poco más después del ataque. Muchos de ellos terminaron en las filas de otro grupo armado contra quien ‘Cuchillo’ entraría en guerra: Los Macacos.