Carranza según el Padre Javier Giraldo

Foto: Detalle del libro: «Víctor Carranza alias el Patrón», de Javier Giraldo S.J. e Iván Cepeda, publicado por Random House Mondadori.

Si algo indigna al sacerdote jesuita Javier Giraldo es la impunidad. Por eso ha dedicado gran parte de su vida a documentar violaciones de derechos humanos, con un rigor y una precisión poco común. En su labor de investigación y denuncia ha recorrido el país entero, y con la autoridad que le da el conocimiento de la realidad nacional de primera mano, no duda en afirmar: “este libro debió de escribirse hace muchos años”. Se refiere a “Víctor Carranza, alias El Patrón”, una investigación que realizó junto al congresista Iván Cepeda y que fue uno de los libros más vendidos en la feria del libro de Bogotá en abril pasado.

Giraldo dice que su motivación para escribir este libro es la relación de Carranza con más de 1000 crímenes ocurridos en el Meta entre 1985 y 1995, y el exterminio de la Unión Patriótica. También cómo, en su concepto, la Iglesia cayó en la trampa del empresario de las esmeraldas y lo ayudó a promoverse como apóstol de la paz. Giraldo se queja del manto de impunidad que envuelve el prontuario de Carranza en más de 20 procesos judiciales.

“Mi primer encuentro con quien ha sido llamado por mucha gente El Patrón fue en los ochenta. Percibí toda la perversión de Carranza y de toda su estructura cuando estuve muy relacionado con el Llano. Fueron los años de nacimiento de la UP que sembró tantas expectativas en el país y que en el Meta tuvo mucha fuerza, allí fueron asesinados muchos de mis amigos. Recuerdo especialmente a Josué Giraldo”.

Josué Giraldo, abogado de la Unión Patriótica, oriundo de Pensilvania, Caldas, quien se había ido para el Meta huyendo de las persecuciones y amenazas contra su vida, fundó el Comité Cívico por los Derechos Humanos e hizo parte de la Comisión de Justicia y Paz. Ambos (Josué y el Padre Javier) impulsaron la creación de una Comisión de la Verdad para tratar de esclarecer los que estaba pasando en esta región.

Aunque la Comisión de la Verdad en el Meta fue aprobada por el presidente de la República Ernesto Samper, no funcionó por la inoperancia del Estado. “Las entidades del Gobierno no cumplieron con nada, pero si presentaban la Comisión ante Naciones Unidas como una prueba de que se le daba solución a la violencia tan terrible que había en el Meta. Eso nos indignó y así terminó la Comisión”.

Según cuenta el padre Javier, Carranza está vinculado a una organización que alude a su nombre: “los carranceros” que hace presencia en los once departamentos  donde tiene su imperio económico. “Nosotros contabilizamos más de 1000 crímenes en 10 años y sobre esos queríamos hacer la Comisión de la Verdad. El desenlace más terrible fue cuando mataron a Josué en 1996. Los hilos que logramos agarrar en el período de investigaciones todos desembocaban en ese señor (Carranza). Detrás de todos los sicarios y grupos paramilitares que iban apareciendo detrás de los crímenes estaba él y su estructura que se extendíacon mucho poder más allá del Metaal Casanare, Vichada y Arauca”.

A pesar de las limitaciones, los principales hallazgos de la Comisión de la Verdad del Meta se publicaron en un libro, en cuyo capítulo 4 se narra cómo Los carranceros exterminaron a la UP en los llanos. “Era muy claro que el objetivo que se impuso en esa épocaera exterminar a la UP. Algunos testimonios dan cuenta de eso y  de la estrecha relación entre la estructura criminal de Carranza y la Fuerza Pública. En la medida que fuimos atando cabos e investigando fueron apareciendo nombres de miembros de la Policía, el Ejército, incluso del DAS,  vinculados con esa estructura criminal. Esto llevó a que después de la muerte de Josué, yo como secretario ejecutivo de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia de Religiosos de Colombia pusiera la denuncia. A raíz de la petición que le hicimos a la justicia y del libro donde recogimos los principales logros de la Comisión Meta titulado Ceder es más terrible que la muerte, una frase que era de Josué, el Fiscal ordenó la detención de ese señor (Carranza) y como tenía mucho temor me llamó y me hizo firmar cada página del libro y ponerle el sello de la Comisión para descargar su responsabilidad en mí, sin embargo esta detención terminó en absolución”.

En los años que siguieron se han ido acumulando muchas más cosas, dice el sacerdote jesuita. Los carranceros tenían un influjo en todo el sector oriental del país y tambiénen la zona esmeraldera de Boyacá, donde se agudizó mucho la violencia y según el padre Giraldo, misteriosamente fueron eliminados los competidores de Carranza en el negocio de las esmeraldas. “Después vino la denuncia de los mismos paramilitares narcotraficantes que participaron en los diálogos de Ralito y los que han sido extraditados a Estados Unidos. Ellos reconocen que si hay alguien que tiene un poder enorme dentro del paramilitarismo y narcotráfico en Colombia es este señor (Carranza)”.

“La culpa es de la misma justicia”

El padre Giraldo reconoce que la iniciativa de escribir el libro fue de Iván Cepeda, quien le propuso hacer un trabajo coordinado que implicó revisar todos los procesos que reposan en la Fiscalía, los tribunales y la Procuraduría. En ese proceso se dieron cuenta de que muchos expedientes se habían perdido o tenían piezas perdidas y señaló que ahí también había algo que denunciar. El capítulo 5 cuenta los detalles del gran proceso contra Carranza.

“Todos los expedientes han terminado en nada. La mayoría han terminado archivados y hay pocos que están activos. Eso muestra el poder que tiene Carranza hasta en la misma justicia. Y lo que más nos impresionó fue que después de la detención de Carranza entre 1998 y 2001, él pidiera una indemnización y el Consejo de Estado ordenara indemnizarlo. Al final fue por una pequeña suma, pero cuando uno lee el expediente uno ve que el Consejo de Estado interpreta de la manera más laxa el daño que el Estado le puede hacer a una persona. Tanto que la Fiscalía misma protestó porque dijeron que no había sido una detención injusta porque se tenía muchísimas pruebasy que el problema estaba en los tecnicismos probatorios en los cuales se apoyó el Tribunal que lo absolvió. Yo analizo en el capitulo cinco del libro la decisión que tomó el tribunal que lo absuelvey las causales de exoneración que son culpa de la misma justicia”.