Intervención de Sergio Jaramillo
Alto Comisionado para la Paz
Presidencia del Senado de la República, Bogotá, 9 de junio de 2014
Muchas gracias por esta invitación al Presidente del Congreso y a las Comisiones de Paz, con quienes hemos trabajado de la mano todo este tiempo.
Y muchas gracias sobre todo a las víctimas por estar hoy acá con nosotros. Tuvimos una breve conversación antes de esta rueda de prensa y tendremos muchas más en el futuro.
Voy a explicar muy sucintamente lo que ya con mucha claridad dijo Humberto de la Calle el sábado en La Habana. Son unos anuncios muy importantes para el proceso de paz, que muestran el punto en que estamos y la madurez del proceso.
Los anuncios van en dos direcciones: por una parte, la agilización del proceso, que se refleja en la creación de una sub comisión técnica para tratar el punto del fin del conflicto, incluyendo la dejación de armas de las FARC. Esa comisión técnica va a trabajar en paralelo a la mesa principal que tratará el tema de víctimas.
También acordamos crear una comisión conformada por expertos para que traten el tema de víctimas y conflicto y produzcan un informe para la Mesa.
Y creamos por último una sub comisión de género, que ya veníamos preparando con las Farc. Va a estar conformada por miembros de la delegación del Gobierno y miembros de la delegación de las Farc, y tiene la tarea de asegurar que todo lo que acordemos tenga unenfoque de género y que la visión de la mujer esté adecuadamente representada en La Habana.
Y el otro anuncio, a mi juicio aún más importante, es el tratamiento que le vamos a dar al próximo punto en La Habana, el punto cinco de la agenda del Acuerdo General: “Víctimas”.
Desde el comienzo de este proceso, el Gobierno ha puesto a las víctimas en el centro de atención. Cuando estábamos en el año 2012 en la fase confidencial le dijimos a las Farc, “señores: sin un punto sobre las víctimas la paz en Colombia no es posible”. Y después de muchas discusiones, acordamos un punto sobre víctimas que el siguiente encabezado: “resarcir a las víctimas está en el centro del acuerdo entre el Gobierno Nacional y las Farc – EP”. Lo que hemos hecho ahora es dar más pasos en esa misma dirección.
Primero, establecimos unos principios rectores para toda la discusión; y segundo, aseguramos una mayor participación de las víctimas, porque todo lo que hagamos, como lo que hemos hecho, se fundamenta en lo que nos están diciendo las víctimas.
Estos principios parten de un reconocimiento fundamental: que las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos y de infracciones al Derecho Internacional Humanitario con ocasión del conflicto tienen derecho a la verdad, a la justicia, a la reparación y a las garantías de no repetición. Eso es algo que por supuesto ha dicho el Gobierno muchas veces, es lo que dice la Ley de Víctimas, pero eso jamás se había dicho en un proceso de paz entre el Gobierno y las FARC.
Y se dice también que esa satisfacción de derechos es un fundamento esencial de la paz. Esos principios los acordamos con las Farc sobre la base de lo que nos han dicho importantes expertos internacionales, expertos nacionales, pero sobre todo, sobre la base de lo que nos han dicho las víctimas. Esos principios son un reflejo de lo que en diferentes espacios y en diferentes foros nos han dicho las víctimas.
¿Y qué dicen esos principios? Permítanme de manera muy sucinta reiterar lo que dicen.
El primero, el reconocimiento de las víctimas, no solamente como víctimas, sino como ciudadanos con derechos. ¿Y eso qué quiere decir? Que acá no se trata simplemente de indemnizar a unas personas que sufrieron por el conflicto, se trata de restablecer sus derechos, que fueron vulnerados. Todas las medidas que se tomen en materia de justicia transicional tienen ese objetivo: restablecer los derechos de las víctimas como ciudadanos. Detrás de eso hay una idea muy importante: que las víctimas son iguales ante la ley y tenemos que garantizar esa igualdad.
El segundo es el reconocimiento de responsabilidad. No es posible comenzar a tratar el tema de las víctimas si cada quien no asume su propia responsabilidad. En estos principios lo han hecho el Gobierno y las Farc. Y decimos claramente que no estamos en La Habana para intercambiar impunidades.
Pero este principio también es una invitación a todos los sectores de la sociedad que de una u otra manera se han visto involucrados en el conflicto y que de una u otra manera también tienen víctimas por las cuales responder. Una invitación a que participen en este ejercicio fundamental de reconocimiento de responsabilidad.
El tercer principio y tal vez el más importante de todos es la satisfacción de los derechos de las víctimas. Decimos de la manera más clara: “los derechos de las víctimas del conflicto no son negociables”. Lo que estamos tratando de hacer en La Habana es ver cómo el Gobierno Nacional y las Farc los satisfacen de la mejor manera, y de eso se trata este punto que vamos a comenzar a tratar.
El cuarto punto es la participación de las víctimas. Ya lo he dicho y lo voy a repetir: todo lo que hagamos se va a basar en lo que nos digan las víctimas y para eso tenemos que establecer mecanismos de participación especiales. Voy a volver sobre ese punto.
El quinto principio es el esclarecimiento de la verdad. Tal vez el aporte más importante que puede producir el fin del conflicto en materia de justicia transicional es la verdad. Porque evidentemente si no hay un fin del conflicto, no habrá quienes se paren y respondan por lo que hicieron y expliquen cuál es esa verdad. Y lo que hay que hacer es responder tres preguntas muy sencillas: ¿qué pasó? ¿por qué pasó? y ¿quiénes son los responsables? Tenemos que hacer en este país un verdadero ejercicio de rendición de cuentas. Y si lo hacemos construiremos, como lo dijo el doctor de la Calle en La Habana, un fundamento para la confianza, para la reconciliación y para la no repetición.
El sexto punto es la reparación de la víctimas, sobre la que el Gobierno viene trabajando muy intensamente con la Ley de Víctimas. Pero una cosa es lo que podemos hacer en materia de reparación ahora, y otra cosa es lo que podemos hacer si llega el fin del conflicto y la reparación está enmarcada en todos los esfuerzos que vamos a hacer en los territorios para poner en marcha una reforma rural integral que favorezcan a los campesinos y para promover una nueva apertura democrática que garantice los derechos políticos de quienes han estado al margen del proceso político. En ese marco la reparación va a ser mucho más efectiva.
El séptimo principio son las garantías de protección y de seguridad. Es evidente que si no hay seguridad, si no se garantiza el derecho básico de cualquier ciudadano a la vida y a la integridad personal, difícilmente vamos a poder garantizar los demás derechos. Y si llegamos al fin del conflicto tendremos muchos más recursos con los cuales dedicarnos justamente a proteger las víctimas.
El octavo principio son las garantías de no repetición, que son la esencia de todo lo que estamos acordando en La Habana. Todos los puntos de la agenda que quedaron en el Acuerdo General de 2012 apuntan a la no repetición: a que no se repita el conflicto y a que no florezca nuevamente la violencia en las regiones y en los territorios de Colombia. Y por eso tenemos esa agenda y por eso también tenemos a las víctimas en el centro de esta agenda: porque pensamos que si satisfacemos adecuadamente sus derechos y contribuimos a que se cierren las heridas, tendremos una mejor posibilidad de cerrar ese terrible ciclo histórico de violencia que vivimos hace más de 50 años.
El noveno principio es el principio de reconciliación. Lo que quiere decir ese principio es que la reconciliación depende y pasa por la satisfacción de los derechos de las víctimas.Y por último está el principio que hemos llamado enfoque de derechos. Ese es el enfoque que tiene todo este proceso. Cuando acordamos distribuirles tierra a los campesinos y hacer una Reforma Rural Integral que cambie de manera radical las condiciones de vida en el campo y garantice una mejor educación, salud, infraestructura, y condiciones para producir, ¿qué estamos haciendo? Estamos garantizando los derechos de los habitantes del campo.
Lo mismo estamos haciendo en participación política: con esta apertura democrática, que facilita la creación de partidos, crea Circunscripciones Transitorias para los regiones más pobres que han estado al margen del proceso político, ¿qué estamos haciendo? Estamos garantizando derechos políticos.
Pero sobretodo en este punto, en el de las víctimas, eso es exactamente lo que estamos haciendo: garantizando derechos. Y por eso el enfoque de este proceso es un enfoque de derechos.
Esos son los principios que van a guiar toda nuestra discusión. Creo, después de haber estudiado detenidamente lo que ha pasado en otras partes del mundo, que nunca en un proceso de paz entre un gobierno y una guerrilla se habían acordado unos principios como estos.
¿Qué es lo que sigue? El siguiente paso es oír nuevamente a las víctimas.
Para eso acordamos que va a ir una delegación a La Habana, una delegación pluralista, una delegación incluyente; pero también una delegación que no puede pretender representar a las seis millones de víctimas que hay en Colombia.
Es una primera delegación dentro de un ejercicio de participación que vamos a poner en marcha y el que ya tiene una base fuerte, como lo dije al comienzo, con las mesas que establecieron las Comisiones de Paz del Congreso en diferentes regiones del país, que nos dieron muchos insumos.
Y ahora vamos a poner en marcha tres foros regionales para regiones especialmente golpeadas por el conflicto: los Llanos Orientales, la Costa Atlántica, el Magdalena Medio; y luego un gran foro Nacional en Cali que es una ciudad, como todos sabemos, que ha sido especialmente golpeada por el conflicto, ha sido receptora de decenas de miles de desplazados y ha reunido todos los efectos y todo el dolor que ha causado el conflicto en el Pacífico y en el Sur Occidente colombiano.
Por eso les quiero decir a las víctimas que nos acompañan hoy: es por ustedes que estamos en La Habana. Lo dijo muy bien Humberto de la Calle el sábado, cito: “el imperativo moral que nos mueve a agotar la posibilidad de diálogo es justamente ese: satisfacer los derechos de las víctimas y asegurar que no hayan nuevas víctimas”.
Yo quiero aprovechar esta oportunidad, ya para terminar, para decirle a los colombianos: no se dejen confundir, no se dejen confundir.
Está en marcha desafortunadamente una extraordinaria campaña de mentiras de todo tipo. Dicen que quienes estamos en La Habana vamos a entregar el país, dicen que se está negociando la suerte de las Fuerzas Militares, y dicen toda clase de mentiras sobre las víctimas.
Eso no es así y eso no va a pasar. Lo digo habiendo estado en este proceso desde el primer día: esa nunca ha sido la visión ni la posición del Gobierno.Pero quiero además recordar quién está en La Habana.
Está una persona de la talla y con las calidades éticas y morales de Humberto de la Calle ¿ustedes creen que va a permitir eso?
¿Ustedes creen que una persona como el General Mora, tal vez el comandante más importantes que haya tenido el Ejército, va a permitir eso?
¿Ustedes creen que el General Naranjo, tal vez el oficial más brillante que ha dirigido la Policía, va a permitir eso?
Por supuesto que no. No lo vamos a permitir y eso no va a pasar. Pueden estar tranquilos, no se dejen confundir.
Pero si queda una pregunta: ¿qué está detrás de esto y por qué tantas mentiras sobre el proceso?
Desafortunadamente, el proceso coincidió con la temporada electoral. Yo no puedo ni quiero decir nada al respecto. Era nuestro deseo que eso no ocurriera. Pero un proceso es entre dos y es arduo, porque se trata de llegar acuerdos para terminar un conflicto de 50 años. Esa es la situación. Pero yo creo que esa no es la única explicación de esa campaña de mentiras. Yo creo que quienes están detrás de esa campaña saben que si llega el fin del conflicto, llega la hora de las víctimas. Y saben que si llega la hora de las víctimas, llega también la hora de la verdad. Y esas personas no tienen ningún interés en que se sepa la verdad. Van a hacer hasta lo imposible para descarrilar este proceso. Nosotros no lo vamos a permitir, y se lo digo a las víctimas aquí presentes.
Cada cosa tiene su momento en la historia y este, compatriotas, este es el momento de las víctimas y este es el momento de la paz. La paz es posible, preparémonos para la paz.