Aunque en los últimos días, las negociaciones en La Habana estuvieron en su peor momento desde que empezó el proceso hace dos años, la pronta solución que tuvo el caso deja el proceso muy fortalecido.
Noviembre 19 de 2014
La crisis sirvió además para revelar varias realidades del proceso. Estas son algunas de las conclusiones que, según el análisis de Reconciliación Colombia, deja la crisis superada:
1. El proceso puede estar llegando a un punto de no retorno.
En todos los procesos de paz, hay un momento en que las partes se dan cuenta que es más beneficioso trabajar por la paz que continuar con su estrategia de guerra.
En este caso, para las Farc, tener un General en su poder (lo cual ocurre por primera vez en la historia) era una victoria militar, que, sin embargo, tiene mucho menos valor para ellas que lo que han logrado en la mesa de negociación.
La decisión de liberarlo, así como a los otros secuestrados, muestra que las Farc ya se están haciendo conscientes de que la paz es para ellas mucho más beneficiosa que la guerra.
2. Ninguna de las partes está dispuesta a levantarse de la mesa.
Así como se los han pedido las víctimas, las partes están dispuestas a seguir sentadas en la mesa de negociación. A menos que ocurriera algo de una enorme magnitud, el costo político de levantarse, tanto para las Farc como para el Gobierno, sería demasiado alto de pagar.
3. Hay una comunicación fluida entre las partes
A diferencia de otras épocas, en las que podían pasar semanas entre una declaración de una parte y la respuesta de la otra, en esta ocasión, en menos de 24 horas las Farc habían reconocido ya la autoría del secuestro del General Alzate, y en apenas 48 horas se habían puesto de acuerdo en las condiciones para su liberación. Esta prontitud para discutir y resolver una crisis es esencial para desactivar los riesgos, aún grandes, que tiene el proceso.
4. Los riesgos para el proceso pueden aparecer en cualquier parte
Hasta el fin de semana pasado, muy pocos colombianos sabían quién era el General Alzate. Eso no fue obstáculo para que en pocas horas todo el proceso de paz estuviera tambaleando a causa de su secuestro. En cualquier lugar del país, una decisión a cualquier nivel de cualquiera de los miembros de los dos bandos puede provocar una crisis como la que se vivió en los últimos días, así que por muy avanzado que esté el proceso, nunca existirá garantía de que concluirá con éxito.
5. El tiempo cuenta en contra del proceso
Después de dos años, el proceso de paz acumula un desgaste y la paciencia de los colombianos también se agota. Aunque la forma como se superó la crisis lo deja fortalecido, si el proceso de paz no continúa produciendo resultados en un término prudencial los riesgos para su éxito continuarán aumentando.
6. Es urgente desescalar el conflicto
Aunque un cese bilateral al fuego está descartado por el Gobierno, las dos partes, según ha trascendido, tenían muy avanzado antes de esta crisis un acuerdo para sacar a los civiles del conflicto y no cometer actos contra el derecho internacional humanitario. La reacción del país frente a los secuestros de los últimos días, muestra que esta es una exigencia de los colombianos para respaldar el proceso de paz. La celebración de este acuerdo es una prioridad.
7. Los gestos de buena fe son esenciales para el proceso
Como lo dijo en entrevista con Reconciliación Colombia el ex guerrillero salvadoreño Roberto Cañas, ante el desgaste que sufre cualquier proceso de paz, solo los actos políticos que muestren el compromiso de las partes logran darle de nuevo impulso. Eso es precisamente lo que ocurre con la liberación de los secuestrados.