El paro en Colombia va, por la protección de la vida de las mujeres

Imagen: @Nachoanon

Hace un año, el 03 de marzo de 2016 fue asesinada Bertha Cáceres en Honduras. Lideresa indígena, del pueblo Lenca.  En la cosmovisión de su pueblo, los ríos son la energía femenina y son custodiados por los espíritus de las niñas, por ello llama a las mujeres a cuidarlos y a protegerlos. “Berta es un referente esencial en defensa de los territorios, espiritualidad y cultura, la autonomía y la Vida”. Dirigente ambientalista de reconocimiento no solo en Honduras, sino en otros lugares del mundo. Por su trabajo logró detener la construcción de hidroeléctricas y que el banco Mundial, así como una multinacional china, detuvieran sus intenciones de quedarse con el territorio del pueblo Lenca.

“El feminicidio es un crimen de Estado, porque sucede debido a la incapacidad del Estado y de la sociedad de asegurar la vida y los DDHH de las mujeres… se dan también la complicidad y la colusión entre autoridades y delincuentes. Lo que genera una gran impunidad que contribuye a la reproducción del fenómeno” (Marcela Lagarde y de los Ríos, Para mis Socias de la Vida, 2014).

En Colombia, el 2016  nos despidió con la noticia de varios asesinatos, entre ellos los de varias mujeres y nos recibió el 2017 con las noticias de asesinatos contra líderes sociales, pero entre los asesinatos 6 mujeres con liderazgo en sus comunidades han sido asesinadas. Van 120 líderes asesinados desde que inició el proceso de Paz, y entre diciembre y febrero sucedieron los seis asesinatos de las mujeres. Veamos los casos:

El 03 de diciembre de 2016 en Montería apareció el cuerpo sin vida de Nataly Salas, activista estudiantil, joven de 19 años, quien al parecer previamente a su asesinato fue víctima de violencia sexual.  El 07 de febrero fue asesinada Luz Herminia Olarte, de 51 años, madre de cuatro hijos, presidenta de la Junta de Acción Comunal de Yarumal, Antioquia. Era quién cohesionaba a las comunidades del llano de Chalí (Asesinan a Luz Herminia Olarte, lideresa social de Yarumal– Contagio Radio). Yaneth Alejandra Calvache Riveros,  fue asesinada la vereda Robles, en Balboa, Cauca, la  integrante de la Asociación de Trabajadores Campesinos, defensora de DDHH, formaba parte del Proceso de Unidad Popular del Suroccidente Colombiano, uno de los colectivos campesinos mejor articulados de la región. Hacía también parte de Fensuagro y del movimiento político Marcha Patriótica (Cauca: denuncian nuevo homicidio de una defensora de derechos humanos– W Radio).  Emilsen Manyoma, defensora de DDHH, de 31 años de edad, de Buenaventura. Reconocida líder social de la región del Bajo Calima y miembro de la Red Conpaz. Emilsen era activista política y líder social desde 2005 y denunció duramente tanto la presencia paramilitar como el tráfico de drogas en el barrio El Calima, de Buenaventura, fue asesinada junto a su esposo  Joe Javier Rodallega (Asesinan a Emilsen Manyoma líder colombiana de CONPAZ– TeleSur). Yoryanis Isabel Bernal, indígena Wiwa, 43 años, defensora de los derechos de las mujeres en su comunidad, apoyaba la delegación Wiwa que se encontraba desplazada en Riohacha, proveniente del departamento del Magdalena y el día 02 de marzo de 2017 fue asesinada Ruth Alicia López Guisao, líder comunitaria y sobreviviente de la Unión Patriótica de la región de Urabá, ella y su familia residían en Quibdó, Chocó, pero había viajado hace dos semanas a Medellín en labores organizativas de su militancia política, Marcha Patriótica, fue asesinada en un taxi en ésta ciudad.

Hace un mes escribimos la noticia sobre los crímenes sucedidos contra líderes y defensores de DDHH luego de las desmovilizaciones de los años 90, hoy la historia se repite, pero con una diferencia sustancial, igual que en la década de los 90s, se han materializado los asesinato de ciento veinte líderes desde que inició el proceso de Paz con la guerrilla de las FARC, pero la diferencia está en que en esta oportunidad han sido asesinadas seis mujeres, lideresas todas de diferentes procesos sociales y políticos de las regiones, dos de ellas de los procesos de Marcha Patriótica y sobrevivientes del genocidio contra la Unión Patriótica. Madres, cinco de ellas.

Debemos preguntarnos, ¿cuál es el papel de las mujeres en los procesos de organización comunitaria y defensa de los DDHH de sus comunidades? Las mujeres han sido las encargadas de sostener los procesos organizativos de sus comunidades luego de épocas de guerra fratricida en las regiones, han sido las encargadas de que la esperanza no se rompa y han liderado los procesos organizativos. Hasta el 2016 en Colombia se había respetado relativamente los liderazgos de las mujeres, eran como el territorio que no se tocaba, por supuesto que muchas en diferentes regiones fueron víctimas de violencia sexual, algunas mujeres fueron objeto de embarazos forzados, para dañar los procesos sociales existente en las regiones y para desarticular la cohesión propia de las comunidades negras e indígenas, también campesinas de las comunidades.

Así mismo para dañar la moral de sus hombres porque no podían protegerlas, como sucedió en la Sierra Nevada de Santa Marta, en el Chocó, en los Montes de María, en el departamento del Cauca, entre otros lugares de la geografía nacional. Son temas que se pueden ver a profundidad en los libros de María Emma Wills, en las sentencias de tierras y de víctimas del Pacífico, en los ejercicios de Memoria Histórica que hacen comunidades y el CNMH, quizás la magnitud del daño ocurrido contra la humanidad de las mujeres no se ha logrado cuantificar, pero en esta oportunidad la diferencia está en que sucede inmediatamente después de la firma de un proceso de Paz y no sólo contra las mujeres que se articulan en torno a procesos sociales que respaldan los procesos de paz, sino también contra las mujeres que lideran temas en relación con la defensa de los DDHH, de tierras, de los recursos naturales y que lideran los planes de vida de sus comunidades.

En Colombia, el referente ético que se reúne en la humanidad de las mujeres se está rompiendo. Una mujer puede ser la madre de un guerrillero, de un paramilitar, de un narcotraficante, y por el hecho de ser mujer y madre pensaríamos que no se puede tocar, porque son territorios sagrados. Una mujer puede ser la madre de un guerrillero y de un paramilitar simultáneamente, pero por su investidura de “mamá”, no se tocaba, hoy las correlaciones han cambiado y empezaron a tocar a las mujeres de los territorios, quizás porque en su humanidad reside la esperanza.

La respuesta del gobierno es negar que están asesinando a los líderes en hechos sistemáticos. En el concepto de líder entran las mujeres, como perdidas en los ciento veinte lideres asesinados. El propósito de este escrito es decir, afirmar y enfatizar que las mujeres son un territorio ético de esperanza y que se deben proteger y aquí entramos entonces a analizar el concepto de protección que existe y es equivocado, la protección no puede ser en relación con hombres armas, sin duda trasciende este concepto, se trata de que el Estado esté presente en sus distintos ejes interinstitucionales en las comunidades.

La protección para las mujeres está relacionado con la protección a su núcleo familiar y a sus comunidades. La protección para las mujeres rurales, sean campesinas, afros e indígenas está relacionado con la protección a sus territorios.

Más allá del concepto de protección, nos podríamos preguntar, ¿qué nos está sucediendo como sociedad cuando se toca a las mujeres y a las madres?, ¿Cuándo se les elimina sistemáticamente?… Aquí también es necesario que construyamos un enfoque de género para defender la humanidad de las mujeres lideresas. Evidentemente ser mujer no se reduce a ser madre, ni es necesario ser madre para ser mujer. La labor de ser mujer no se cumple en el papel de  cuidadora de otros, como paulatinamente se ha ido introduciendo culturalmente. Ser mujer trasciende este concepto y se materializa en otras labores distintas a las del cuidado, distintas a ser madre, cuidadora y trasciende, es el ejercicio pleno de su papel como mujer, de la mujer que construye, que planifica, que diseña.  Pero en el marco de esos estereotipos que nos han asignado históricamente, en nuestras sociedades patriarcales, el rol de cuidadoras ha sido cumplido por las mujeres y como cuidadoras y protectoras de los entornos, de los otros, de los ríos y de las aguas, de la tierra, las están asesinando.

Así como con Bertha en Honduras, en Colombia, las mujeres son un referente esencial  en defensa de los territorios, de la espiritualidad y la cultura, la autonomía y la Vida. ¿Quién está asesinando a las mujeres y está traspasando el referente ético reunido en su humanidad?

Luego de la firma del acuerdo de Paz, este ocho de marzo, día Internacional de la Mujer, debemos pronunciarnos y decir con mucha fuerza, que en Colombia están asesinado a las mujeres y que esto tiene que detenerse, por lo tanto debemos sumarnos al Paro Internacional convocado por el conjunto de organizaciones sociales de mujeres y movimientos sociales, pero en este caso, en el caso Colombiano, el paro debe ser también, por la protección de la vida de las mujeres líderes sociales.

Claudia Liliana Meza Romero,
Socióloga
Mgt en DH, DIH y Litigio Internacional