Fidel Castro, pendiente de las negociaciones con las Farc

Foto: Fidel Castro | tomada de unitedexplanations.org

Fidel Castro es el padre espiritual de las guerrillas del continente, aunque Sendero Luminoso del Perú es la excepción; de resto, todas han tenido que ver con Cuba y con él. Desde los lejanos años sesenta, la isla caribeña colocó el apoyo a las guerrillas del continente y del mundo como una piedra angular de su política internacional, decisión que se mantuvo hasta finales de los años ochenta, cuando la principal guerrilla del continente avanzó a un acuerdo de paz, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador, el poderoso FMLN, y cerró un acuerdo en 1992. Hoy tienen la responsabilidad de la Presidencia de la República.

La guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (Eln) formó su primer núcleo insurgente en Cuba en el año de 1962 por insistencia de un puñado de jóvenes colombianos.  Desde esa época se ha mantenido un fuerte vínculo emocional. Dirigentes de esa organización subversiva tienen una amistad larga con Castro.

Desde 1975, cuando se marginó de toda actividad armada, vive en la isla Fabio Vásquez Castaño, líder fundador del Eln; en ese país vivió sus últimos años Isabel Restrepo, la madre de Camilo Torres Restrepo, el sacerdote y sociólogo inmolado en las filas del Eln de manera prematura; por allí han pasado centenares de combatientes y lideres del grupo guerrillero en busca de reposo, tratamiento medico o en gestiones de paz. En el último medio siglo han mantenido una oficina, pequeña y discreta. La relación del Eln con el Partido Comunista Cubano y el Gobierno es de hermanos.

Con las Farc la relación es diferente: ha sido distante y tensa desde los años sesenta. Hay un vinculo frio y por varios años esta relación estuvo intermediada por el Partido Comunista Colombiano. Solo hasta los años ochenta, esta organización guerrillera emprendió un camino propio de relaciones internacionales, las cuales intensificó en los noventa, cuando designó a un miembro del secretariado para potenciar sus vínculos internacionales. Esta responsabilidad recayó en Luis Edgar Devia Silva, conocido en las filas insurgentes como ‘Raúl Reyes’.

El que no se haya firmado la paz en Colombia ha mortificado a Fidel Castro los últimos quince años. Es tan personal el asunto que más de una rabieta le ha provocado el no haber logrado contribuir a un acuerdo con las guerrillas colombianas. Hoy, cuando parece que se abre un nuevo capítulo en el país, el legendario líder vuelve a estar a la expectativa.

Desde mediados de los noventa, Castro pronuncio sus primeras frases sobre la importancia de cerrar el conflicto armado en Colombia, lo hizo de manera tímida, argumentando que cada uno era dueño de su destino y de sus opciones, pero que, “en su humilde opinión”, los tiempos de los levantamientos armados habían llegado a su fin. Sus palabras fueron pronunciadas en la Conferencia de Países No Alineados que se desarrolló en Cartagena en 1995. Desde ese año, fue subiendo en tono de sus declaraciones hasta abandonar la diplomacia y decir abiertamente que el camino del acuerdo político era la prioridad.

Castro ha dedicado días y horas enteras a promover un acuerdo con las guerrillas y el Estado colombiano. Uno de esos momentos fue la Cumbre por la Paz de enero de 2002 con el Eln en  La Habana. Allí, con presencia del Gobierno colombiano y unos sesenta invitados de diversos sectores sociales y políticos, se intentó darle vida al agónico proceso.

En esa ocasión, y durante  tres días, Castro habló con todos los delegados; estuvo atento a los detalles; y tuvo un gesto osado: le propuso a los dirigentes del Eln y las Farc, Nicolás Rodríguez Bautista y Manuel Marulanda Vélez, respectivamente, que él los traía bajo su responsabilidad desde sus campamentos en Colombia a La Habana en aviones de la Fuerza Aérea Cubana y con el beneplácito del Gobierno Colombiano, para que firmaran un acuerdo y evitar la agonía del proceso con el presidente Andrés Pastrana, pero no logró y semanas después todo llegó a su fin, lo que significó una nueva frustración para el líder cubano.

Castro estuvo muy pendiente del proceso del Caguan, recibía información al detalle y lo mortificó sobremanera su fracaso. Luego de varios años de espera, decidió abandonar su silencio y publicó un libro que recoge sus memorias de su vinculación con las guerrillas colombianas y sus opiniones sobre la importancia de sellar un acuerdo de paz. El libro se titula “La Paz en Colombia” y fue presentado en La Habana en noviembre de 2008.

El texto no cayó bien en sectores de la guerrilla, especialmente de las Farc, pues fueron duramente criticados, particularmente en lo relacionado con la retención de soldados y policías. «Es conocida mi oposición a cargar con los prisioneros de guerra, a aplicar políticas que los humillen o someterlos a las durísimas condiciones de la selva», escribió Castro. De ese modo nunca rendirían las armas, aunque el combate estuviera perdido”. Asimismo, los fustigó por la recurrente práctica del secuestro: “Tampoco estaba de acuerdo con la captura y retención de civiles ajenos a la guerra. Debo añadir que los prisioneros y rehenes les restan capacidad de maniobra a los combatientes”.

Pero Castro fue más allá y cuestionó la viabilidad del proyecto armado de las Farc: Yo discrepaba con el jefe de las FARC por el ritmo que asignaba al proceso revolucionario de Colombia, su idea de guerra excesivamente prolongada. Su concepción de crear primero un ejército de más de 30 000 hombres, desde mi punto de vista, no era correcta ni financiable para el propósito de derrotar a las fuerzas adversarias de tierra en una guerra irregular”.

No obstante, no ahorró elogios para el máximo comandante de las Farc: “Admiro, sin embargo, la firmeza revolucionaria que mostró Marulanda y su disposición a luchar hasta la última gota de sangre”.

Ahora, Cuba es nuevamente el escenario de un proceso de paz de las guerrillas de las Farc y Eln con el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos. De cada detalle está informado Fidel Castro, de quien se dice ha vuelto a sonreír con este proceso. Esperemos que no tenga mas rabietas por este asunto de la paz de Colombia, del cual ha sido protagonista durante medio siglo desde la orilla del apoyo al levantamiento armado y otros 25 años tratando de ayudar a un acuerdo que le ponga fin.

2 comentarios en “Fidel Castro, pendiente de las negociaciones con las Farc”

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