El ex obispo de la región, Monseñor Leonardo Gómez Serna, sumó su voz de apoyo al reclamo campesino. Otras organizaciones sociales y las insurgencias de la región llamaron a no reprimir. Se mantiene la movilización, pero el gobierno no afloja y de esa forma prolonga la crisis.
“Veo justas las protestas. Son justos los reclamos que están haciendo los campesinos”, sorprendió recientemente monseñor Gómez Serna, en declaraciones públicas de apoyo a las movilizaciones en Catatumbo. Después buscó matizar su apoyo explícito, y agregó: “Es cierto que han llegado a extremos y nadie está de acuerdo con los extremos, pero creo que esa misma situación la ha estado viviendo el campesinado colombiano en diferentes lugares del país”. El sacerdote sabe de lo que habla: pasó seis años como obispo del Catatumbo, después fue obispo en Santander y finalmente en el sur de Bolívar. Desde esa experiencia reclama al gobierno: “He visto el mundo campesino completamente olvidado por el gobierno nacional, no hay políticas que beneficien a las comunidades rurales, y por eso llegan momentos en que ya el campesino no resiste y es lo que está pasando precisamente ahora en el Catatumbo”.
La crisis en la región lleva más de 40 días. Alcanzó trascendencia internacional a partir de las muertes ocasionadas por la represión semanas atrás, pero también por un hecho reciente: la entidad campesina con más protagonismo en el conflicto, la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), pidió formalmente al presidente del país vecino, Nicolás Maduro, refugio para los campesinos “ante la eventualidad de una operación militar contra la justa protesta”, según difundió la Agencia Prensa Rural. También desde la región, se manifestó el Comité de Integración Social del Catatumbo, CISCA: “Lo que plantea el gobierno para la región, cosa que efectivamente nosotros rechazamos, es la militarización de la vida civil, la injerencia directa de los militares en todo lo que tiene que ver con el desarrollo y la inversión”, declaró Alberto Castilla, integrante de la entidad, a Colombia Informa.
Cuanto más tensa se vuelve la situación y la amenaza represiva, más se agitan las posibilidades de la acción de las insurgencias, aunque ambas fracciones con presencia en la región, las FARC y el ELN, se manifestaron de distintas formas al respecto.
“No nos avergonzamos al reconocer que lo que hacen los campesinos del Catatumbo coincide plenamente con nuestras posiciones políticas” manifestó el Bloque del Magdalena Medio de las FARC en un comunicado público, y agregó una sentencia que generó inmediatamente la descalificación por parte de distintos voceros del gobierno: “Por eso decimos a la gente: si no los escuchan y vuelven a agredirlos, aquí estamos nosotros. Pueden contar con nuestras filas, con nuestras armas, con nuestros combatientes”.
Por su parte, también el ELN apuntó al Gobierno Nacional, por las protestas en Catatumbo y también por las consecuencias del paro minero, en una nota publicada en su revista oficial “Insurrección”, con la firma del Comando Central. Allí afirman que Santos “no tiene respuestas para las reclamaciones de los campesinos del Catatumbo, de las comunidades mineras de cinco departamentos que están en pie de lucha exigiendo modificaciones al código minero y que no los traten como delincuentes”. La nota también alerta sobre las movilizaciones anunciadas para el próximo mes, donde manifiesta su apoyo a “los cafeteros que están sufriendo los efectos del TLC y el gobierno les incumplió los acuerdos hechos en el anterior paro, de los paperos, cacaoteros, lecheros por igual motivo, de los camioneros que ya no pueden sufragar los altos costos de operación y otros sectores sociales y trabajadores que vienen preparándose para sumarse a las luchas, como es el caso de la salud”.
De hecho, el paro de la pequeña y mediana minería en curso los últimos días se suma a la situación aún irresuelta en el Catatumbo. Las razones, similares: el abandono y la exclusión del campesinado es la misma que la de los trabajadores mineros. A la vez, el nuevo paro que la Asociación Nacional de Cafeteros planea para el mes de agosto, buscará congregar a otros sectores para convertirse en un paro agrario nacional, como explicó el dirigente Víctor Correa a Colombia Informa. Mientras el gobierno elige la vía de endurecer la respuesta a cada medida de protesta social, la conflictividad se extiende. Parece que esta vez no le alcanzará al presidente Santos con agitar el fantasma de la infiltración guerrillera para acabar con el descontento social.
Publicado por Colombia Informa activado 24 Julio 2013, 13:52pm