Razones de la persistencia del orden contrainsurgente

Mapa: Consolidación
Mapa: Consolidación

Los antecedentes históricos de la contrainsurgencia en Colombia tienen un largo antecedente, inserto en la memoria institucional del Régimen Colombiano, adaptado a las lógicas de la lucha contra el comunismo a partir del cambio de la formación de la oficialidad Colombiana desde su participación en la guerra de Corea en el año de 1954.

Los estrategas de la guerra señalan que el empate estratégico se rompe a partir de la implementación de ESTRATEGIAS militares de las FFAA en combinación con las fuerzas paramilitares como la *OPERACIÓN URABA, que representó la Pacificación de Urabá en dos momentos fundamentales:

  1. A partir de la desmovilización del EPL en los años noventa y el consecuente fortalecimiento de las estructuras de las Autodefensas en Urabá, que se beneficiaron de la incorporación de desmovilizados del EPL, especialmente de mandos con experiencia en la lucha guerrillera en la región de Turbo, Apartado, Dabeiba, así como el nudo del Paramillo entre Antioquia y Córdoba y los Llanos del Tigre en la cuenca del rio San Jorge e influencia en los Montes de María en el departamento de Sucre.
    Hay que recordar que fue el EPL, la guerrilla que mayor número de hombres desmovilizó en los procesos de paz de la década del 90, contaba aproximadamente con 2.200 combatientes en el momento de la firma de los acuerdos (lamentablemente muchos de ellos terminaron siendo funcionales al paramilitarismo) pero además una fuerte base social de campesinos y asalariados bananeros en toda esa región. Estos acontecimientos permitieron a las clásicas autodefensas conformadas en la década del 80, asentadas especialmente en la región de Puerto Boyacá, expandirse como modelo nacional, al transformarse en fuerzas espejo de combate anticomunista con las mismas tácticas operativas de la insurgencia y poder de fuego, en un área estratégica muy importante para las FARC y su proyecto insurgente, como el Urabá Antioqueño y Cordobés. En ese momento ya las estructuras paramilitares combinaban las ventajas sinérgicas de la lucha contrainsurgente, que le significaba alianzas con las cúpulas militares con las actividades del tráfico y comercialización de narcóticos que nutrían de recursos económicos los planes de expansión y consolidación del proyecto paramilitar.
  2. El segundo momento se produce a partir del proyecto militar para la recuperación de Urabá, comandado desde las brigadas por el general Rito Alejo del Rio, en la década de los noventa, con la que se termina de pacificar la región con operativos militares que incluían asesinatos selectivos, masacres y desplazamientos dirigidos en contra de la población civil, conjuntamente con un plan sistemático de despojo de tierras de campesinos, indígenas y afro descendientes, para abrirle paso a la contrarreforma agraria que permitió a terratenientes, ganaderos y narcotraficantes apoderarse de miles de hectáreas para una doble función.
    Imposición violenta de monocultivos de palma, ganadería extensiva y control estratégico de áreas limítrofes a zonas de cultivos ilícitos y corredores de rutas de narcotráfico tanto del litoral Caribe, como del litoral Pacífico.

*A esta primera fase le siguió la OPERACIÓN DE PINZAS CONVERGENTES. Diseñada e implementada para derrotar a la insurgencia en la región Caribe, en los departamentos de Córdoba, Sucre, Cesar, Bolívar, Atlántico. A través de la cual las FFAA, implementan un plan combinado con el bloque caribe de las AUC de “Jorge Cuarenta” y las estructuras de “Javier Giraldo” y “Juancho Dique” para copar los territorios de influencia de las FARC y el ELN. El objetivo es despejar la los montes de María, la Serranía del Perijá y la Serranía de San Lucas, liberar esas zonas de la amenaza insurgente combinando la militarización de la región con masacres, asesinatos de líderes y desplazamiento forzado de la población rural, empujando a miles de campesinos hacia los centros urbanos de Barranquilla y Cartagena especialmente.

Simultáneamente a este plan se despojaba de sus tierras a los campesinos costeños que históricamente han habitado estos territorios, con formas y usos tradicionales de tenencia de la tierra, en los que ha primado la palabra y la buena fe, para dar paso a las titulaciones ilegales a favor de terratenientes, empresarios, narcotraficantes y paramilitares complotados para expropiar miles de hectáreas productivas y ponerlas al servicio de grandes proyectos de monocultivo del capital transnacional…

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