Las Bacrim quieren invisibilizar a las mujeres que lideran organizaciones de víctimas

El Estado colombiano ha reconocido a las víctimas del conflicto armado a través de la aprobación de la Ley de Víctimas 1448 y el derecho que tienen a la reparación; en este contexto líderes sociales, defensores y defensoras de derechos humanos, han tenido un papel importante en la defensa de sus  derechos  y en la implementación de las normas gubernamentales.

La participación amplia de mujeres en las reclamaciones a través de los mecanismos que el gobierno ha establecido, son una muestra de que las victimas sobrevivientes del conflicto armado entienden la necesidad del resarcimiento de sus derechos vulnerados. Sin embargo, las bandas criminales o también llamados neoparamilitares y quienes están detrás, interesados en proteger el despojo de tierras, se han empecinado en impedir este proceso.

De acuerdo con  el informe de la Corporación Nuevo Arco Iris “Política y Violencia 2011”, las bacrim en  los últimos 5 años asesinaron a 126 líderes desplazados/as, trabajadores/as por la paz y mujeres reclamantes de tierras.  En las principales ciudades y en numerosos municipios  las mujeres líderes han recibido amenazas a través de panfletos y visitas a sus hogares, les exigen abandonar sus organizaciones, sus reivindicaciones y permanecer en silencio.

Lo que llama la atención de estas amenazas, es que se han dirigido en gran parte, contra las mujeres líderes, tal vez porque son las mujeres en su mayoría las reclamantes de la restitución de tierras y la justicia o porque subyace un sentimiento patriarcal y machista que incomoda al encontrar mujeres  asumiendo liderazgos en el mundo público. Son significativas las formas como estas bandas criminales se ensañan al violentar a las mujeres, utilizando no solo la amenaza de muerte y ejerciéndola, sino también utilizando la violencia sexual como arma para intimidarlas y obligarlas a abandonar sus procesos de incidencia política ante el Estado.

La incidencia que realizan las líderes y defensoras de de derechos de las víctimas, hace parte del derecho a la participación, del cual las mujeres han sido discriminadas históricamente, y que en el marco de la constitución de 1991, es una reivindicación fundamental para ellas.  En esa medida la exigibilidad ante el Estado tiene  plena validez  y es razón para que éste las proteja de los actores armados.  Es necesario y obligatorio, en un estado social, el reconocimiento de  los derechos y  el pleno ejercicio  de la ciudadanía, sin que por ello deban pagar con sus vidas.

De igual manera es de esperar entonces, que las instituciones de justicia se encarguen de cumplir con su responsabilidad de ordenar la captura y judicializar las conductas de los  responsables directos e indirectos de las amenazas,  Pero también es un deber de la sociedad  y  de los medios pronunciarse críticamente  frente a estas bandas y sus actuaciones.

En este caso, los  medios de comunicación tienen un rol  importante en dirigir campañas de sensibilización social  encaminadas a reconocer el valor y dignidad de las mujeres líderes  víctimas del conflicto y a  promover  alertas en la sociedad develando el papel  destructivo de los actores armados ilegales; pero también estaría bien que amplíen información sobre las múltiples experiencias de construcción de paz que se gestan y desarrollan en las regiones de Colombia.

Todo esto sería una gran contribución a la transformación del conflicto y a enfrentar, desde la sociedad misma, las acciones violentas de los grupos al margen de la ley. Necesitamos superar este momento de la historia del país desestructurando las dinámicas de la guerra y de la muerte.

/ Gloria Tobón Olarte 

Red Nacional de Mujeres