En entrevista con VerdadAbierta.com, esta investigadora del Centro Nacional de Memoria Histórica y coordinadora del Informe ¡Basta Ya!, que dio cuenta de la dimensión de las afectaciones del conflicto armado en Colombia, hizo varias reflexiones acerca del tema de la participación de las víctimas en los diálogos que adelanta en Cuba el gobierno nacional con la guerrilla de las Farc para buscarle una salida a un conflicto armado que lleva ya 50 años.
Precisiones sobre quiénes son las víctimas en el país, qué rol deben cumplir en el desarrollo de las conversaciones en La Habana y cuál es el tratamiento que debe dársele a la los miembros de la Fuerza Pública son algunos de los temas abordados por Bello en su conversación con VerdadAbierta.com, de la cual presentamos los siguientes apartes.
Verdad Abierta (VA): ¿Quién son víctimas? ¿Hay casos en que los combatientes pueden ser considerados víctimas?
Martha Nubia Bello (MNB): Desde la perspectiva jurídica hay una definición en la Ley de Víctimas (Ley 1448 de 2011), que dice que son las personas a quienes se les han vulnerado sus derechos humanos en el marco del conflicto armado interno, incluidas las personas afectadas por acción u omisiones de la Fuerza Pública. Un miembro de las Fuerzas Militares (FFMM) es víctimas cuando la acción violatoria transcurre cuando no está prestando servicio, por ejemplo, cuando está de vacaciones, en ese caso es una víctima.
VA: ¿Cuánto está prestando servicios un miembro de la Fuerza Pública no puede considerarse víctima?
MNB: No, desde el punto de vista jurídico a ellos los ampara otro tipo de acciones de protección y atención. Si se mira desde un punto de vista más subjetivo y se habla con un policía que fue afectado en una incursión armada y que sufrió amputaciones, obviamente la vivencia de él y su familia es la de una víctima.
Pero los miembros de las FFMM tienen su propio estatuto de protección, un sistema de sanidad, de pensión y de indemnización que los civiles no tienen. Tiene un sistema institucional de protección que permite que el Estado responda frente a una situación que además es previsible, pues un actor armado legal o ilegal al estar armado y ser combatiente está expuesto cotidianamente a un ataque de este tipo.
Son situaciones complejas, porque ellos pueden tener la experiencia de ser víctimas, como ocurre en otros casos, por ejemplo, con las víctimas de narcotráfico que formalmente no son consideradas como víctimas porque el narcotráfico no hace parte de las dinámicas del conflicto armado interno según la ley.
VA: ¿En algún caso los miembros de grupos armados ilegales pueden considerarse víctimas?
MNB: No, pero sus familiares sí, por ejemplo, si han sido afectados personalmente. Se presentan muchos casos en Colombia de familiares de guerrilleros que son perseguidos y han tenido que salir exiliados, en ese caso la acción la sufre directamente el familiar.
También puede pensarse en el caso del reclutamiento, son víctimas según la ley quienes se desmovilicen siendo menores de edad. El reclutamiento es complejo porque se reconocen dos condiciones: en tanto menor de edad es un sujeto especial de protección al que le vulneraron sus derechos, pero una vez en el grupo armado terminan siendo victimarios. Que se le reconozca su condición de víctima no implica que se les exima de su responsabilidad como victimario, sobre todo si se desmoviliza siendo mayor de edad.
VA: ¿Qué opina de que miembros del Ejército estén buscando participación en los diálogos de La Habana?
MNB: A mí me parece improcedente. Claro que subjetivamente tienen todo el derecho de sentirse victimizados, pero creo que ese no es el escenario, para mí La Habana es el escenario para que unos y otros reconozcan que han victimizado a la población civil, eso tienen que reconocerlo, pedir perdón asumir responsabilidad. En otros escenarios es importante que los miembros de las FFMM reivindiquen también a sus víctimas y hagan públicos sus daños.
Lo mismo para los grupos ilegales, me parece improcedente que las Farc reclamen que los guerrilleros que están presos tengan una voz en La Habana.
VA: ¿Cuáles deben ser los criterios para elegir a las víctimas que vayan a La Habana?
MNB: Es muy importante que estén todas las víctimas civiles, que haya víctimas de todos los actores armados; que haya un criterio de grupo poblacional donde se incluyan representantes de los afro, los indígenas, los campesinos; un criterio de género; y uno que tenga en cuenta las 14 modalidades de violencia reconocidas por la Ley. No debe tener un criterio numérico, porque si fuera por eso la mayoría serían representantes de los desplazados. Tiene que haber alguien por cada una de las modalidades, pues por insignificantes que puedan parecer numéricamente son crímenes de lesa humanidad.
Si no están todos representados se va a sentir como algo arbitrario y siempre va a ver una sensación de exclusión, de por qué nosotros sí y por qué nosotros no.
VA: ¿Qué importancia tiene que las víctimas participen en el proceso previo a llegar a un acuerdo?
MNB: Las víctimas tiene sus derechos reconocidos nacional e internacionalmente y esos derechos no se negocian en La Habana, ya lo han dicho los negociadores. El papel de las víctimas apunta a dos cosas: que lo actores armado asuman la responsabilidad política de sus actos y la otra que se les reconozca y se les visibilice.
Yo creo que si algo he escuchado y he aprendido es que las victimas exigen reconocimiento y esa exigencia tiene que ver con la historia de ese país, con la invisibilización y estigmatización que han sufrido. En parte porque los mismos gobiernos se encargaron de visibilizar a unas víctimas más que a otras y eso ha creado una fractura y sensación de injusticia entre las mismas víctimas. Por ejemplo, ese es uno de los reclamos de los familiares de las víctimas de desaparición forzada que siempre han tenido esa sensación frente a las víctimas de secuestro, que siempre han tenido mayor visibilidad.
Creo que eso es parte de lo que se está expresando ahora, no es que la víctimas se encarguen de dividirse entre ellas, creo que es el pésimo manejo que en este país se le ha reconocer unos crímenes y callado otros. Este es un momento simbólico que las víctimas, en el buen sentido de la palabra, quieren aprovechar para ese lograr ese reconocimiento.
VA: ¿Cuáles son los peligros de pensar en las víctimas de acuerdo a quién fue su victimario?
MNB: Me parece complicado, lo que la sociedad colombiana tiene que aprender es a repudiar los hechos, a condenarlos radicalmente, condenar la muerte y no permitir ningún tipo de justificación de ningún grupo armado. Esa es una lección que tenemos que aprender del pasado para que los hechos no se repitan.
Desde mi experiencia, puedo decir que hay muchas victima que no saben quién fue el victimario, que no tienen claridad del contexto sociopolítico en el que acontece esta guerra, solo vive su tragedia. Pienso que hay una manipulación política de las reivindicaciones de las víctimas, me atrevería a decir que ni siquiera son las víctimas, sino intereses políticos que manipulan estos debates y eso me parece aún más perverso porque es quitarles a las víctimas este protagonismo, es volverle a quitarle la voz.
Sin generalizar, puedo decir que muchas de las víctimas que he escuchado solo quieren saber la verdad, hay unas necesidades urgentísimas que de verdad, cosas como saber dónde están los restos de un familiar. Además de que los victimarios lo reconozcan y quiten cualquier velo de justificación sobre lo que hicieron, eso no necesariamente se refiere a justicia punitiva. En eso están más las organizaciones de Derechos Humanos, la justicia internacional, diciendo cuántos años son de cárcel o si pueden los guerrilleros hacer política, es un debate fundamental, pero la mayoría de las víctimas en la regiones no están metidas en eso.
Ellas que han puesto el cuerpo y la sangre están hastiadas de la guerra, de lo que he podido hablar con ellas, es que el proceso se resuelva pronto.
VA: ¿Se puede decir que hay diferentes tipos de verdad a las que las víctimas tienen derecho?
MNB: Sí, hay verdades urgentísimas, verdades en rojo que son más de carácter humanitario, como las relacionadas con la desaparición forzada y las fosas comunes. Son cientos de familias que tienen una herida profunda que aún está sangrando, sin eso no se puede dar un paso hacia adelante, la gente tiene que saber si su familiar está vivo o muerto, algunos ya saben que está muerto, pero necesitan saber dónde está el cuerpo o si lo saben que se haga una exhumación urgente. Esta es una cuestión que pueden ayudar los actores armados y en algunos casos ya lo han hecho.
Hay otra verdad más local, a todos los lugares donde fuimos como Centro Nacional de Memoria Histórica la gente nos hablaba de complicidades de miembros de la Fuerza Pública, comerciantes, etc. Las víctimas esperan que esa verdad se devele porque hace parte de la justicia, y ahí son importantes los procesos judiciales, el papel de la Fiscalía y el testimonio de los victimarios. En el escenario local muy poco se ha reconocido y nadie ha asumido responsabilidad por ese tipo de complicidad.
También hay verdades más políticas. No se puede pensar un proceso de negociación donde el victimario diga que todo lo hizo bien o donde haya arrepentimientos cínicos. Los guerrilleros deben reconocer que cometieron crímenes de lesa humanidad y las FFMM militares, en los casos que lo hicieron, también.
Con el informe ¡Basta Ya! Hemos encontrado que un actor busca responsabilizar al otro para exculparse y eso no puede pasar, tienen que admitir que hicieron mal las cosas.
VA: ¿En qué escenarios se deben presentar estas verdades?
MNB: Se supone que en este proceso de negociación los guerrilleros tienen que pasar por un mecanismo de contribución a la verdad para poder hacer concesiones de justicia, pero no se tiene claro cuál va a ser ese mecanismo, así como en el caso de los paramilitares fueron las versiones de Justicia y Paz. Pero ese mecanismo aún está en discusión porque se requiere que las Farc puedan contribuir con una verdad estructural.
VA: ¿qué opina de la conformación de la Comisión Histórica del Conflicto?
MBA: Surge de un reclamo de las Farc, de la necesidad de replantear cuál es la fecha de origen del conflicto y eso tiene sentido porque una fecha incluye, excluye y determina responsabilidades. Los relatores van explicitar consensos y disensos, es decir se está partiendo del hecho que va a ser difícil llegar a un consenso. Lo que se busca en este momento es reconocer que no hay un acuerdo en una fecha y es importante porque esas diferentes perspectivas van a contribuir a ampliar las comprensiones del conflicto. Para mí es un buen mecanismo que puede ampliar la comprensión d lo que aquí ha ocurrido.