A 30 años de la Constitución Política del 91: entre el normativismo y la soberanía popular

Entrevista al profesor Albeiro Pulgarín

Se cumplieron 30 de la carta política del 91 y podríamos hacer una lista larga de todos los cambios en la institucionalidad pública del estado colombiano desde aquella fecha, marcada por procesos de paz con diferentes guerrillas. Sin embargo a 30 años, los hechos, las realidades del país, parecieran decirnos que antes que avanzar hemos involucionado. La manera como se administra o se gobierna el estado colombiano y la manera como se han ido degenerando las instituciones que se supone eran una manifestación de mayor democracia, de mayor solidez, de la institucionalidad, pues ahora con todo lo que vemos pareciera ser que resultó lo contrario.

Álvaro Córdoba (A.C.) : ¿Cuál es su balance de estos 30 años de la constitución política de Colombia y más que de la constitución política de Colombia que ha sido recortada, su visión del país después de la constitución del 91?

Albeiro Pulgarín (A.P.) : Para tratar de responder con una aproximación objetiva, es decir, tomando como paradigma la ciencia política, el derecho constitucional y la filosofía del derecho, tenemos que partir de un concepto elemental, que es tener muy claro la expresión constitución; porque este país es un país mayoritariamente de no iniciados en lo que tiene que ver con la carta política, y es más, creo que es un país mayoritariamente analfabeto en asuntos del derecho constitucional, analfabetismo no solo de los sectores dominados que son mayoritarios, sino de los sectores dominantes que son minoritarios; hay una contradicción que se resuelve a favor del totalitarismo económico, cultural, ideológico y religioso que se reforzó a partir de 1991.

Para tener muy claro el por qué es una constitución frustrada, un programa político inconcluso, hay que aclarar que el concepto constitución es más verbo que sustantivo. Si tengo el concepto sustantivo de constitución es un concepto y no superfluo, porque ¿qué es la constitución? Pues 380 artículos, 13 títulos, cada título con su capítulo, aprobada por una constituyente en el 91, con 74 constituyentes, esa es una concepción meramente epidérmica de una carta política.

Si entendemos que la constitución es verbo, tenemos que concluir que viene del verbo constituir. Y esa la razón por la cual encontramos esa propuesta constitucional desde hace más de 2.400 años en Atenas. Hay una obra de Aristóteles que se llama Las Constituciones Atenienses, miremos 2.400 años, ya la Constitución jugaba un papel importante en las relaciones de poder. Para entender el punto de partida de tu inquietud, de por qué estamos en un retroceso, en un regreso a un feudalismo de acumulación originaria de capital a partir de la posesión violenta de la tierra, la vía prusiana de nuevo; tenemos que entender entonces que la constitución desde el verbo constituir, nos permite explicar también que a partir de ahí se derivan otros dos conceptos de constitución: el concepto popular de constitución, el constitucionalismo popular, y el constitucionalismo normativista.

En Colombia desde esa mal llamada independencia en 1810, que es otro proyecto inconcluso y frustrado en todo el siglo XIX, tuvieron vigencia más de 15 constituciones nacionales y más de 50 constituciones federales, pero normativas, constitucionalismo normativo, constitucionalismo popular, no ha habido en Colombia. Esa división entre constitucionalismo popular y normativo está muy álgida en Estados Unidos; hay dos corrientes que plantean que es más importante el constitucionalismo popular que el normativista, diferencia: desde el constitucionalismo normativista el ciudadano abdica de su soberanía, abdica de su capacidad de control de poder político, de ejercicio del poder político, de conformación del poder político y entrega toda su conciencia libre, su conciencia libre la claudica para un tercero bajo la democracia de la representación, ese es el constitucionalismo normativista que en Colombia ha imperado y sigue imperando hoy en el 2021 después de 30 años de una propuesta de constitucionalismo popular.

Entonces llevamos ahí dos conceptos; la constitución para entenderla teniendo como paradigma la ciencia política, y utilizar la constitución como un programa político para la acción política, no puedo mirarla como sustantivo, es decir, una cartilla de 380 artículos para leer, no, hay que entenderla en el trasunto que le dio el constituyente del 91 como constitución popular, que es el pueblo el que participa en la conformación del ejercicio de control del poder político, que esa norma no estaba en la derogada, todo lo contrario, en la derogada quien se atreviera a participar o poner en práctica esos tres verbos (conformación, ejercicio y control del poder político) era ya de una vez subversivo. No es sino que recordemos el estatuto de seguridad de 1976, era subversivo a toda propuesta. Y ahí se inicia. Lo que tenemos hoy también como subversivo, los últimos movimientos de reconocimiento de los derechos fundamentales por parte de la población colombiana en plena pandemia fue

catalogado de estallido social, simplemente un estallido social, una desobediencia, una rebeldía vinculada a lo vandálico y al terrorismo porque tienen en mente las estructuras minoritarias de poder.

El constitucionalismo normativo huye del constitucio- nalismo popular. La carta derogada era normativa, era un constitucionalismo normativo porque primaba la ley sobre la constitución. Esa carta derogada tubo 14 consti- tuciones anteriores y esas 14 constituciones anteriores fueron creadas en la guerra y para la guerra, todas, desde la primera de 1811, la segunda también de 1811, la tercera de 1819, la cuarta de 1821, y siga así por la de 1828, 30, 32, 42, 43, 53, 1858, 1861. 14 constituciones de la guerra, car- tas de batalla. No del contrato social, sino de un acuer- do o pacto que imponía el vencedor sobre el vencido, el vencedor era esos bandidos tradicionales. En esa época era el ministerial, el partido; ya a partir del 53 el liberal y el conservador eran victorioso.

Se imponía esa forma de ejercicio del poder después de la guerra de 1885, será un nuevo pacto bipartidista al cual convergían los sectores ya más consolidados del poder: militares, comerciantes, terratenientes y prestamistas de todo tipo. Entonces entre ellos se habrían dividido desde ya simbólicamente en los liberales y los conservadores y reunieron 9 liberales, 9 conservadores en el Consejo electoral de 1886 y proclamaron la carta que rigió hasta el 91.

Mire usted la gran diferencia con la carta actual de lo que proclamaron primero: “en nombre de Dios, fuente suprema de toda autoridad…”, los partidos políticos tradicionales se comprometen a que la religión católica apostólica y romana fuera la razón colombiana; artículo segundo: “la soberanía reside en la nación”, la nación es un subterfugio, la nación es invisible porque es el conjunto del proyecto cultural, folklórico o artístico o de una población asentada en un territorio, esto no puede ser fuente de autoridad, lo que es fuente de autoridad es el pueblo desde el constitucionalismo contemporáneo. Mire la diferencia entre el artículo segundo de la derogada y el actual; otra diferencia: artículo 47 de la derogada “quedan prohibidas las juntas populares de carácter permanente”. Y continúe con el artículo 109, “los congresistas representan a la nación entera”, y continúe con el 179, “el elegido no adquiere obligaciones con el elector”. Y se va para el 218, que era el último y dice: “para una reforma constitucional el único capacitado es el congreso”, es decir, el congreso es el que hace política y el pueblo es el que vota cada 4 años.

A.C. : A propósito de estos elementos que ha planteado, por un lado, que la constituciónes más verbo que sustantivo, y este otro concepto del constitucionalismo popular, que es el artículo 40 que usted está mencionando con estos tres verbos de conformar, ejercer y controlar el poder público… para que luego nos vayamos si quiere al artículo tercero de la constitución, esto que está en la carta, que está en el documento, que está en el papel como usted dice que es más verbo, significa que ese constitucionalismo popular que se expresa en el artículo tercero de la constitución cuando dice que “la soberanía reside exclusivamente en el pueblo” sigue siendo aún más normativo que una práctica o una cultura política derivada de esa expresión o manifestación que tuvo el constituyente al colocar estos elementos de soberanía popular y de constitucionalismo popular en este articu- lado; quiero decir que si así fuera, nosotros hubiéramos podido destituir varios presidentes e incluso tener un avance de lo que podría hacer la revocatoria del manda- to de los alcaldes como se supone está establecido, pero son mecanismos que la Constitución estableció, que ni siquiera se han estrenado a la fecha, es decir, puede más las ganas de la redacción del texto que la transformación. de la cultura política de la ciudadanía que se ha heredado de generación en generación, estos lineamientos de ser nuevo constitucionalismo popular que está en la constitución del 91 y que no estaban de la del 86…

AP: Claro, Colombia no ha entrado por el constitucionalismo popular. En el ejercicio del artículo tercero, el artículo 40, el artículo 103, lo que tiene que ver con la revocatoria del mandato, consulta popular, referendo, plebiscito, participación de iniciativa popular, los planes de desarrollo económico y social; sus artículos están ahí totalmente huérfanos, expósitos, la normatividad que ordena el constitucionalismo popular en Colombia es prohibida, es escondida, invisible. Mire una razón histórica: para que eso se de, la colonia en el año 1500 con el invasor nos trae el germen del constitucionalismo normativo, a través de la imposición de un modelo religioso, de una de las concepciones religiosas que existían en ese momento en conflicto, y es ese modelo religioso el que se impone todo el siglo XIX y que queda consagrado expresamente en la carta del 86, esa carta rigió hasta el 91. Entonces pregúntese usted ¿su abuelo, su padre, sus tíos, bajo qué concepto de poder los educaron? Bajo el concepto de poder del constitucionalismo normativo y teológico, y de democracia como representación, de manera que nosotros desde la niñez tenemos esos errores encarnados y por tal motivo, para nosotros hoy apropiarnos a los 30 años del constitucionalismo popular, tenemos que desaprender el constitucionalismo normativo porque con ese analfabetismo que tenemos, las élites en el poder neocoloniales continúan utilizando el esquema legalista. La exégesis que tiene mucho de maldad con la teología y que nos han venido aplicando para la dominación, ha sido demasiado provechosa y rentable en el proceso de acumulación de la riqueza, ya sea a nivel de dinero, mercancía, de tierra o de la misma burocracia hegemonista.

Entonces ahí hay un hecho histórico que debemos tener muy en cuenta para darle gran prioridad y prevalencia a la formación pedagógica de la sociedad colombiana. El presidente de la Corte Constitucional hace un mes o dos se lamentaba porque a los niños no se les enseña la constitución política, entonces cualquiera dirá que está convocando a que los niños sean cultos… no es una convocatoria a que el niño se prepare para la adolescencia y de la adolescencia a la adultez, pero de la forma de la acción política.

Es que uno no solamente debe leer la constitución, aprendérsela, sino aprender de ella los paradigmas para la acción política. Por ejemplo mire a dónde se llega con este analfabetismo: se convoca al barrio Manrique a la asamblea de presupuesto participativo para que la pobre gente allá entre como cuerpos a pelearse 100 millones de pesos que el gobierno, como el rico Epulón, le tira a Lázaro para que reparta en la educación y resulta que esa es una orden que viene el Banco Mundial que le autoriza a todo el mundo, a todo el universo, cuánto puede invertirse en la educación y de todo ese capital que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial autorizan a Colombia le tocan tal suma de dinero, a Antioquia tal, y a Medellín 100 millones de pesos… y la gentecita va y dice: el presupuesto participativo y viva la democracia. Pero eso no es presupuesto participativo, porque si la gente tuviera en mente que lo que tenemos es constitucionalismo popular, sabe que la carta tiene unos principios fundamentales que los desarrolla la comunidad.

Veamos el artículo primero del título primero: la fórmula política de Estado Social de Derecho, que es una limitante al capitalismo, pero tampoco es socialista, limita el enriquecimiento ilícito, eso es muy importante para que la humanidad progrese en términos de equidad e igualdad y en esos términos pueda tener acceso a una conciencia libre no sometida. Mire otro principio: la autonomía de las entidades territoriales le da iniciativa al pueblo para que participe en los planes de desarrollo económico y social; entonces si el común de la gente sabe que hay constitucionalismo popular, entonces el común de los habitantes sabe que en Colombia a partir del 91 somos poder constituyente primario, pero ¿Cuándo lo somos? Cuando tenemos conocimiento de nuestros derechos y sabemos cómo los ejercemos.

Yo no puedo irme con 100 personas a tirar una bomba a la Alpujarra y decir “!viva el constituyente primario!”. Nada tiene que ver con el constituyente primario, tendría que ver con las definiciones peyorativas de terrorismo y vandalismo; constituyente primario si nos vamos para la alpujarra a registrar en masa el proyecto de acuerdo que exige para Medellín la renta básica, porque eso es lo que autoriza el constitucionalismo popular vigente, porque somos factores reales de poder en conflicto, entonces debemos tener conciencia de que si somos factores de poder real en conflicto somos poder constituyente. ¿Qué constituimos?: pues la constitución. ¿Y qué constituimos en la constitución?: un orden económico y un orden social y porque los dos son el presupuesto de un orden político y porque los tres son el presupuesto de un orden público.

Y porque los cuatro son un presupuesto de un orden jurídico. Pero llevamos 30 años y tenemos hace 8 meses el ejemplo claro de un Presidente de la República que dicta un decreto de asistencia militar bajo la orientación del estado de sitio de la constitución derogada de 1886 y cita el artículo 296 de la actual (¡…!)

Entonces esta es una constitución que también conservó formas neoliberales, es una constitución también neocolonialista, no es una constitución pura en términos de participación democrática, de dignidad humana, de estado social de derecho, división de poderes, división de autonomía de poderes, no, es una constitución dual, dicotómica, distópica, ambigua, que solo tiene consistencia en la parte filosófica y la parte filosófica es la que estamos llamados a defender.

Y bajo las amenazas que continuamente nos dan, de que necesitamos una asamblea nacional constituyente, tenemos que estar en pie firme, en conciencia lúcida para defender la parte filosófica porque esa parte no es obra de los constituyentes del 91, la parte filosófica es todo el derecho internacional que se ha aprobado en el mundo. Y en 1948, en la carta de la ONU, recordemos que tuvo la dirección de cuatro potencias, 3 capitalistas y la potencia socialista. Entonces cuando los bolcheviques con Stalin, con toda la legitimidad que tenían por el sacrificio de 20 millones de rusos que se sacrificaron, tuvieron una legitimidad para recoger toda la pléyade de normas que había producido la clase trabajadora y el pueblo en el mundo a favor de la humanidad. Y esa es la de San José – Costa Rica y el Convenio de Viena sobre la tortura y sobre la no discriminación racial.

Toda esa parte filosófica no fue obra de los constituyentes, es obra del derecho internacional porque el gobierno colombiano en el 91 no podía denunciar los tratados porque en 5 meses no podían hacer trámite de denunciar, es decir, los aprobé, pero no me retiro de ellos y además no era conveniente porque como estaba endeudada Colombia, y Estados Unidos había suspendido los préstamos, pues entonces tenía que darse una imagen, darse un velo de que era una constitución para la paz y ganarse al inversionista extranjero.

Entonces, por eso pasó la parte filosófica, que es la parte que estamos llamados a defender, es donde está nuestro fundamento del poder político, porque el poder político es el que se ejerce respetando la filosofía y la filosofía es la que da valores, principios, derechos y garantías que quedaron en la parte primera de la carta que son sus cuatro primeros títulos. Entonces ellos aplican la parte orgánica, la parte estética…

Dura es la ley pero es la ley, y el juez que presta el corazón prevarica y ahí tenemos jueces dictando providencias contra el sindicalismo. En este momento la Universidad de Antioquia está demandando a los profesores jubilados para que devuelvan plata de hace más de 15 años, que porque se liquidaron de acuerdo a la constitución y que para la Universidad de Antioquia había una reglamentación que no le permitía esa flexibilidad, y ya han condenado a profesores jubilados a que devuelvan parte de la pensión. Observe usted el retroceso del que hablaste ahora, cómo está dividido, cómo está en este momento álgido permanentemente… día tras día es más nebulosa la vigencia, la eficacia de la carta política del 91.

Por tal motivo, si fuera cierto que un asamblea constituyente es el órgano superior del estado y lo único que tiene la capacidad de solucionar crisis institucionales estructurales como la de Colombia, no podemos comprar un cheque en blanco al decidir si se convoca constituyente ¡que viva la asamblea Constituyente! porque es el órgano superior del Estado…lo es pero cuando el pueblo lo diga. La estrategia de convocatoria de asamblea constituyente tiene que ser dirigida por el constitucionalismo popular, es el pueblo el que va reglamentar el cómo.

El pacto histórico es importante no por el conjunto de candidatos que hay para las elecciones y tomarse el aparato burocrático; lo es porque hay que alimentar los pactos, porque el conjunto de pactos sociales son los que van a llevar el contrato social. El contrato social es el escenario de la sociedad civil, que es la alfombra del ejercicio de la política para constituir por ejemplo el modelo de estado social de derecho que en Colombia no se ha puesto en práctica.

Sin embargo, es un modelo que está ahí como adorno, simplemente como un aviso luminoso de estrellitas de navidad, para dar una brillantez que en realidad no tiene. Entonces esa eficacia depende del constitucionalismo popular. Entonces vamos a constituir poder. Ejemplo: el congreso de la república no es un congreso autónomo e independiente porque es un amanuense del ejecutivo; y el presidencialismo en América Latina no es presidencialismo, es un agente de capital extranjero, los presidentes de América Latina son gerentes del capital extranjero.

A Miguel Antonio Caro cuando le preguntaron en 1886 qué sistema de gobierno o de ley se aprobó, dijo “el conservador, hemos aprobado una monarquía electoral”. ¿Qué vemos hoy en América Latina? Más de 15 expresidentes sub júdice, por violación de los derechos humanos y por corrupción. ¿Qué significa, qué prueba nos da, qué testimonio? Que el presidencialismo colapsó, que es anacrónico. Entonces tenemos que prepararnos para construir parlamentarismo, el cual pasó de primer debate en la carta del 91.

Nosotros necesitamos parlamentarismo para volver a un congreso autónomo e independiente, y que ese parlamentarismo, del cual va a depender el primer ministro y el conjunto de parlamentarios, van a depender del pueblo que los eligió. No hay ruptura, la fuerza vinculante sigue viva entre el elegido y el elector, entonces se acerca un remedio estructural que necesitamos y lo logramos a través de la convocatoria a una Asamblea Constituyente.

Para eso necesitamos los pactos sociales, para que lleguen a un contrato social. Y en el contrato social, si Lucifer firma, nos comprometemos a que Lucifer dice que vota por esta corriente por el parlamentarismo, pues hay que tener todo el poder para decirle: “vengan todos los actores del conflicto y vamos a ponernos de acuerdo en esos parámetros para las relaciones de poder”. Entonces hay que concluir ante lo dicho que lo primero es la pedagogía política constitucional, el entusiasmo, ¿y a dónde nos lleva el entusiasmo? a la solidaridad social.

Esta última da una convicción de organización, entonces vamos fortificando la sociedad civil que hoy en día es mucho más importante. Recuerde que es una instancia histórica que la defiende muy bien Gramsci, después de su experiencia en el cautiverio bajo el imperio Nazi, y desde él se estima, incluso enunciado por Hegel, que la sociedad civil de hoy es una potencia. Y el artículo 38 de la carta reconoce el papel de la sociedad civil, porque va a tener la capacidad de enfrentar el mercado porque el nuevo colonialismo no es el emperador Napoleón, ni César, ni Hitler, ni estos seguidores de acá que son emperadorcitos de pacotilla, los que están gobernando. No. Están dirigiendo los destinos de la especie humana, 7500 millones de consumidores, es el mercado. Entonces hay que concluir que hay que potenciar la sociedad civil hacia ese control del mercado para regular las relaciones de poder que tiene que iniciarse con el parlamentarismo, es decir, no más presidencialismo, porque esa es la ecuación de la corrupción, de la violencia y el despilfarro como insumos de la guerra que es la que está hoy en Colombia todavía mucho más notoria, más visible.

A.C. : Usted ha hecho mención justamente a ese marco filosófico de la Constitución que es el summum de la evolución, también del pensamiento político y filosófico de la humanidad como lo recordaba usted en el origen de las Naciones Unidas y de lo que ahí deriva en estos elementos de principios, de valores que tiene nuestra Constitución pero también ha dicho que en su implementación ya en la parte logística, se va desviando precisamente ese sentido filosófico que tiene la constitución, ha mencionado obviamente esa precarización de la educación, que es el soporte de la trivialización de la participación como de la manipulación de las subjetividades. Que este régimen no sea tan democrático como dice que debe ser la constitución, mencionaba usted obviamente todas estas prácticas de corrupción que han degenerado la institucionalidad pública, lo que dice Garay, un ejercicio de cooptación criminal del Estado y una reconfiguración cooptada del estado o más radical aún como dice Rita Serrato, que el Estado actúa como criminal, con todos estos fenómenos de corrupción o de alianzas entre políticos y mafias paramilitares y narcotraficantes y todo el manto de impunidad que los cubre para mantenerse en el poder, el cinismo en el que ejercen, en total todas esas prácticas de corrupción sin ningún sentimiento de consideración por el sufrimiento de los ciudadanos de ese constituyente primario.

Esa pedagogía constitucional que usted plantea significaría que los ciudadanos se empoderen, se apropien, hagan de la carta ese verbo de acción permanente, como dirían los teólogos, hacerlo verbo, que es hacerlo carne, es decir, encarnar la constitución como sujeto político en el sentido que habla Hannah Arendt, o de lo que planteaba Kant para que esa conciencia moral sea la que movilice transformaciones no solo en la institucionalidad y estructura del estado, sino también movilice transformaciones en la conciencia política y en la acción política de ese soberano sujeto constituyente que está implícito en el artículo 1, en el 2 y en el 3 de la constitución. En ese sentido ¿necesitamos otros 30 años o qué es lo que tiene que ocurrir para que eso que es verbo de la constitución sea una realidad plena?

AP: La pedagogía constitucional fue otro aporte, otro acierto del proceso constituyente de la carta del 91 que quedó como mandato expreso en el artículo 41. Dice así, esta constitución debe enseñarse en todas las instituciones públicas y privadas para formar al ciudadano. Después el 50 dice que al joven hay que formarlo en el ejercicio de la democracia, es decir, es obvia la necesidad de la formación política para superar el analfabetismo político porque es que todos somos analfabetos en algo. El químico puede ser analfabeto en medicina, y el ambientalista puede ser analfabeto en odontología, pero lo más que pudiera decirse en términos religiosos, los más delictivo, casi, o pecado mortal, es el analfabetismo político. Y ahí tenía razón Bertolt Brecht, es el analfabetismo que más va a consolidar inequidades, injusticias, violencia y exterminio de la humanidad y eso lo podemos ver muy fácil con esta estadística, no muy comprobada, de que en el mundo ha predominado el analfabetismo político: observemos que en los últimos 5500 millones de años de patriarcado, con la caída del matriarcado, cayó la concepción colectiva de lo común que da la naturaleza a la concepción privatista de patriarcado, y colocar al macho al frente del poder en detrimento de todo lo que significa la mujer en el papel de la reproducción del arte y la cultura.

Pues entonces son 5500 años que ese patriarcado ha ocasionado, cerca de 15 mil guerras, con una pérdida de 1500 millones de habitantes, y solo 300 años en paz. ¿Cómo concluimos ahí? ¿Quién se va a una guerra? Un analfabeto político, porque la guerra va en detrimento de la humanidad, de su suelo, de la naturaleza, de sus recursos, de todos los elementos de la vida: el aire, el agua, la guerra arrasa con todo, es la irracionalidad, por tal motivo no podemos tomar la posición de que nos demoremos otros 30 años.

Si de pronto por omisión no asumimos con prontitud el papel de la pedagogía política, no para eruditos, ni diletantes, sino para la acción política, debemos tener muy en cuenta que Hegel nos dio como herencia algo muy importante que el mismo Marx lo aceptó: “todo lo real es racional y todo lo racional es real”, y luego se dice el análisis concreto de la situación concreta… si nosotros hoy leemos con cuidado la constitución en la perspectiva sociológica popular, es decir, de que somos poder constituyente primario y que somos un factor real de poder, sabemos que el ejercicio de la política hoy depende de nosotros en Colombia, no en las elites dominantes, porque estas son una dinastía electoral que se incubó desde la muerte del libertador en 1830.

Hasta esta fecha, el libertador Simón Bolívar la atenuó un poquito pero no tuvo tiempo suficiente para darle eficacia a su maestro de cabecera que era Simón Rodríguez cuyo maestro era Rousseau, soberanía popular y no más desigualdad entre los hombres. Por la muerte del libertador nos frustramos esa nueva visión, como con la derrota de los comuneros, como con la derrota del movimiento del padre Camilo Torres que también apuntaba al análisis concreto de la situación concreta, entonces ese proceso educativo hoy es fundamental, pero en la perspectiva de organización, porque esa falta de posición política nos lleva a varias confusiones. Ya te dije ahorita varias, se confunde constitución, se pregunta ¿usted sabe de constitución? y dicen ¿la normativista o la sociológica? la normativista, pero esa no sirve sino la sociológica, que es una constitución dinámica de cuando participan los factores de poder real en conflicto.

Con esto nos vamos acercando a superar el analfabetismo político, cuando me dicen ¿usted es demócrata? sí ¿pero en qué? ¿de representación o participación democrática? porque si es demócrata en representación entonces es un conservador analfabeta. Porque se reconoce: “yo no tengo conciencia para los destinos de un país, yo abdico en un tercero, para que haga por mí lo que él quiera y entonces ya me vuelvo un sumiso frente a él”, de manera que en ese analfabetismo, podríamos concluir algo que es muy importante que no lo oímos mucho en los escenarios. En Colombia no ha habido nunca en su historia Estado, en Colombia ha habido régimen político de facto desde 1810 hasta hoy. Ahí le pongo el último ejemplo, el decreto 1757 de asistencia militar, que el Consejo de Estado tuvo que decirle por medio tutelar: “suspéndase el decreto”, pues quiere decir que va para nulidad, todavía de facto. En Colombia lo que ha habido son regímenes políticos, no estados.

AC: Déjeme yo lo interpelo ahí entonces a propósito de ese decreto de asistencia militar porque se está refiriendo usted a este fenómeno de estallido social que hubo desde el 28 de abril y que generó una serie de reacciones desde el establecimiento que obviamente ponen a pensar sobre eso del poder constituyente y la soberanía popular frente al poder instituido y a los mandatarios, el artículo 2 de la constitución dice, “las autoridades de la república están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del estado y de los particulares”. Esto que ocurrió, que usted los menciona claramente con ese decreto de asistencia. militar que obviamente rompe con lo que está planteado incluso en el artículo 1 cuando habla de lo descentralizado, con autonomía de sus entes territoriales, nos está diciendo que sigue habiendo una interpretación de la constitución como un documento muerto que permite que esta hegemonía de ese régimen político que lleva 200 años se mantenga y justifique su aparente legitimidad a partir de estos ejercicios de poder que irrumpen del lado del totalitarismo y la barbarie del estado mismo. Por eso te mencionaba hace rato que el estado actúa como un criminal. Esto representa entonces uno de los mayores desafíos para las fuerzas progresistas democráticas, civilistas en este momento y hacia delante con la constitución en la mano poder avanzar hacia procesos de transformación política ojalá por las vías electorales, como creemos muchos que decidimos hace 20 0 30 años creer que por esta vía de la democracia se podría avanzar hacia unos niveles de mayor dignidad del ser humano y obviamente de libertad y convivencia.

¿Usted cree que estamos acercándonos en el 2022 a un escenario que podría ser de quiebre de este modelo autoritario, de este régimen político que ha usado la legalidad y la constitución como sustantivo para mantenerse en el poder y tapar de impunidad los crímenes que marcan esta república desde el momento mismo en que fue fundada?

AP: Es indispensable una formación política día a día, minuto a minuto, casa a casa, cuadra a cuadra, porque si hay confusiones es muy difícil que la sociedad avance. Pongamos un ejemplo demasiado denigrante para la mente sana. Es como uno oír decir, “que pereza la política”… mire, hay 100 congresistas desjuiciados sub júdice, hay 15 expresidentes de América Latina, “que pereza la política” “mire, esos políticos son ladrones”… cómo va a prosperar una sociedad cuando le dice a un delincuente “político”.

La carta colombiana en el artículo 32 no dice que el “político” es sorprendido en un hecho ilícito, dice el “delincuente” sorprendido… esta señora ministra que se apropia de esa millonaria suma, como vamos a decir: “mire a esa señora política corrupta”…eso es contradictorio, son delincuentes, es una delincuente y entonces ellos en el poder admiten esa confusión semántica porque ellos dicen: somos políticos pero corruptos y les conviene; es como cuando se dice la cultura de la violencia. La violencia no tiene nada de cultura, es contracultura. Entonces si yo soy un sicario y oigo la palabra “la cultura de la violencia” entonces yo soy culto pero sicario, no, es contracultura, es la negación de la cultura la violencia.

Ese analfabetismo no nos permite entrar a diferenciar que en Colombia ha habido un régimen político y lo que tenemos que entrar a constituir es el Estado Social de Derecho que es un modelo de régimen político pero distinto a los totalitarismos de todo tipo. Vea una definición muy pedagógica que da el doctor Misael Pastrana Borrero, recuerden que fue constituyente y él tenía su famoso periódico “La Prensa” donde publicó el libro “La Constitución del 91”. Mire el prólogo del doctor Pastrana: “La definición de Colombia en los principios de un Estado Social de Derecho es colocarla en esa tercera vía del marxismo en extinción y un capitalismo codicioso, es situar el ordenamiento jurídico de la nación y la relaciones del estado y el ciudadano en un plano de un integral humanismo y hacer de la sociedad el motor determinante de los poderes públicos”.

Observe que definición tan concisa, un llamado de atención: ojo, no continúen replicando el régimen político anormal que exige poder críptico, Colombia aprobó formalmente en el 91 esta constitución pero sustancialmente recuerde que no se demoraron 6 meses para activarse los grupos paramilitares y el propio convivir. Las matanzas, las masacres a los 6 meses se reactivaron, es decir, los factores reales de poder críptico, es totalitarismo, casi fascista, comunista, dictadura proletaria, dictadura militar, dictadura napoleónica, dictadura bonapartista, todos los totalitarismos en términos de Hannah Arendt, es poder críptico. Esto el gobierno a partir del 91 no lo ha ejercido sino poder críptico, al lado de las matanzas al lado de las masacres, del sicariato dirigido a objetivos estratégicos del desarrollo social y político en Colombia.

Dicho poder críptico en términos de las relaciones de poder se inicia en 1830 como expediente para conservarse en el poder con la muerte de Antonio José de Sucre por un sicario. Este poder se neutraliza con educación para que la gente sepa que el poder político y el público son el sustento del estado social de derecho, y no podemos ser pesimistas diciendo “pero cuando vamos a explicar a la gente” vuelvo y repito “todo lo real es racional y todo lo racional es real”, la filosofía está en nuestra razón, todo ser humano tiene una infundía filosófica, lo que hay es que limpiarle el cerebro de una hojarasca, de unas redes como dice Chomsky, la manipulación ideológica del medio de comunicación al interior del ciudadano para conservar su analfabetismo, ahí estamos nosotros en una pedagogía geométrica resistiéndonos a este modelo económico que no le interesa una posición política y una conciencia libre.

A.C.: Ya que menciona usted a Hannah Arendt y los orígenes del totalitarismo, yo estaba recordando Eichmann en Jerusalén cuando ella dice claramente que lo que notó ahí fue eso de la trivialización del mal para darse cuenta que todo lo sucedido con el holocausto Nazi, que además es una forma equivocada de llamar lo ocurrido, no era un asunto de seres malvados sobrenaturales, de unos monstruos, sino de humanos demasiado humanos como diría Nietzsche y que por lo tanto en cada humano sigue latente la posibilidad de hacer un daño de ese tamaño. Por eso le pregunto, este régimen se ha caracterizado, para no ir a principios del siglo pasado, sino a mediados, por la perfidia frente a las posibilidades de acuerdos políticos que garanticen paz, estabilidad, convivencia y democracia. No vayamos sino a la época de Rojas Pinilla cuando fusila a Guadalupe Salcedo o los ejercicios de Guillermo León Valencia para pacificar las Repúblicas Independientes y podríamos venir a los tiempos de Belisario Betancur y luego en Barco, donde matan a 4 candidatos presidenciales en un mismo periodo de elecciones. Lo más reciente, con hacer trizas la paz, el no reconocer los derechos de las víctimas, estamos en un escenario en el que parecía ser que ellos procuran, como dice Arendt, no avanzar en la condición humana, sino que nos devolvamos a esa condición de barbarie porque es la que le sirve para mantenerse en el poder. Ese hecho de que haya aparecido esta Segunda Marquetalia o el ELN fortalecido y esas organizaciones difusas del paramilitarismo sigan estando latentes, ese mierdero que ellos provocan y generan es lo que justifica que este régimen se siga manteniendo a costa de ofrecer seguridad y fuerza. ¿Nosotros tenemos una perspectiva distinta en el corto plazo de cambiar esa tendencia?

AP: Yo creo que hay condiciones muy desfavorables hoy para la humanidad. Pero también hay condiciones favorables, recuerde usted por allá un gran maestro oriental que decía: “las condiciones desfavorables pueden convertirse en favorables”. Las tenemos a nivel mundial, estimo que las siguientes propuestas, primero desde Italia el jurista Ferrajoli que propone el ejercicio del poder constituyente universal para que conformemos una asamblea constituyente universal, con prevalencia en la defensa del ecosistema y del medio ambiente, eso lo había dicho Gorbachov en su gobierno hace más de 25 años. La otra proposición, que a nivel mundial comencemos la creación de la primera internacional progresista, y la tercera proposición viene del Vaticano, la famosa “Fraternidad de todos”, la casa común, la condena al modelo económico neoliberal, nos parece que son tres propuestas sanas, limpias, puras del extremismo que ha habido en Colombia entre liberales y conservadores, turbayistas y no turbayistas, betancuristas, gomiztas, lopiztas, todas estas cosas que usted ve ahora como referentes imaginados de enemistad, nuestra tarea es liberarnos de esa hojarasca y procurar que el común de la gente piense en política no en proselitismo electoral. Colombia, a través de este proselitismo, tienen en el poder una lumpen burguesía que constituye un régimen político narco, extractivista y usurero, que no puede sostenerse sino con la violencia y el sicariato que son crímenes de lesa humanidad. De manera que hay condiciones desfavorables pero lo más favorable que tenemos es que la dignidad humana está en la misma razón de toda persona.

José María Vargas Vila decía que en Colombia no ha habido nunca sumisión, que ha habido sino oposiciones a gobiernos, es decir, movimientos que se oponen al gobierno de tal bandera pero el sistema está intacto. Haga usted un seguimiento a toda la vinculación consanguínea desde 1810 y usted ve lazos comunes y aún apellidos desde esa época, el hilo conductor es el mismo, un gueto que usufructúa la mayor cantidad de tierra mientras deja una gran cantidad de campesinos desposeídos, desarraigados en porciones mendicantes de tierra porque el cultivo no les da ni para la subsistencia diaria.

Observe cómo impunemente la prensa hace alarde con titulares a gran escala sobre “la ganancia de tal banco fue de tantos billones de pesos”, mire cómo al común de la gente le es normal leer que hubo en corrupción un escape de 50 billones de pesos, que hay 200 mil personas recluidas por delitos, que el 90 % contra la propiedad y que un ministro de defensa diga “es el hambre la que lleva la violencia”, observe que son condiciones favorables. El presidente Betancur decía que en Colombia las condiciones objetivas están dadas, las subjetivas todavía no, es decir, la formación, de ahí la importancia de estas redes, de estos programas, de que en cada barrio haya un periódico, una hojita, que cada barrio aproveche su emisora radial, es urgente porque el sistema educativo oficial es un colapso.

Creo que para usted no es escandaloso que sepa que el control del currículo hoy de toda la universidad colombiana, incluyendo la pública, está dirigido por la tendencia económica neoliberal a nivel mundial, la tal acreditación es simplemente la revisión que el capital prestamista extranjero hace del futuro profesional que va a salir y si el profesional está viendo un programa académico, en epistemología o en sociología o economía política, o filosofía o ciencia política, esas materias hay que quitarlas.

No podemos esperar de los profesionales de ahora, pues desde hace mucho ya veíamos esa mediocridad, esa idoneidad en el carácter y en la ética de los doctores de hoy, entre comillas, que es lo único que tienen, cuello blanco, estirado y la calidad de doctor, pero esencialmente la calidad ciudadana es totalmente deficitaria. Entonces la única vía que yo veo es la formación pedagógica geométrica a través del discurso de nuestros representantes en las diferentes organizaciones, del activismo, de las ONG, permanentemente, en los barrios.

La secretaría de la no violencia, recién creada, celebró un convenio con la facultad de ciencias humanas y económicas de la nacional, una investigación que ya se terminó para una propuesta de paz territorial, no violencia, no estigmatización y no repetición, lo que se propones es que hay que ir a los barrios a llevar la paz territorial pero en términos de Norberto Bobbio, en sentido positivo: vincular a la población a su propio desarrollo económico y social, ella que siente las necesidades de los derechos que no se le cumplen, es la que va decir cuáles son los derechos que le han sido infringidos, que reclama ella para sus niños, que reclaman sus niños desde el punto de vista de la educación, desde el punto de vista de la salud, de la cultura.

Entonces creo que eso no es fácil. Implica un trabajo, pero lo primero es desprendernos de los sectarismos electorales. No lo haré críticamente, despectivamente, pero veo que al interior del pacto histórico se está degenerando es en una alianza electoral de competencia burocrática por una curul.